Día 14. Sarajevo – Kotor (Mne) 442 km. El paisaje diferente de Montenegro.

Día 14 de viaje. En el fiordo de Kotor, Montenegro. Con Antony and the Jhonson’s. Hoy ha sido una etapa larga y dura que nos ha traído de nuevo a la costa. Pesan los días que no la ilusión por este viaje, releo Ítaca porque no quiero volver, no quiero volver todavía, pese al cansancio y los momentos de flaqueza.

Otra mañana más, lo de hacer maletas está ya muy superado. Metiendo las cosas en la maleta recuerdo al verla que ayer compré una camiseta de Sarajevo 84, pasan tantas cosas que olvido pronto los detalles del día a día. Salimos con muy buen clima por la Avenida de los francotiradores de nuevo, apenas hay gente un sábado por la mañana, es muy ancha, fría, parece sentir vergüenza de lo que ocurrió y pese a los nuevos edificios de cristal y los centros comerciales de mil colores parece que el bulevar está condenado a ser gris toda su vida, quizás gracias a morbosos de mierda como yo.

Nada más salir de Sarajevo pasamos por el aeropuerto, aquí también pasaron mil historias para olvidar pero yo ya no puedo leer más sobre ellas. Entramos en la República Srpska, un país dentro de otro, busco información pero no me aclara mucho que es ésto, debe ser una Andorra o San Marino a la balcánica, de todas formas el paisaje no cambia nada, viejo y decadente.

Nos dirigimos hacia Montenegro por bonitas carreteras entre montañas, en algunos de los pueblos las señalizaciones, cuando las hay, están únicamente en cirílico.Nos sentimos perdidos y le pregunto a una anciana como llegar a Miljevina que es la única ciudad «grande» que aparece en mi plano, me dice con gestos que aquello es Miljevina, el paisaje es desolador, hay una grandísima factoría medio cerrada; todo lo que le rodea es decadente: está cerrado,oxidado o en ruinas.

Tras un rato de sosegado discurrir llegamos a Brod, hemos preguntado un par de veces a los lugareños mediante signos y enseñando el plano. Llegamos a la frontera por una pequeña carretera llena de agujeros y trampas moteras.

La frontera entre Bosnia y Montenegro sí es de las de toda la vida, en el puesto bosnio un agente nos pide la documentación mediante señas, los míos y los de la Guzzi, piden insistentemente la carta verde, oiga, que me estoy yendo de su país! No responde ni a mi hola ni mi adiós, hay cuatro agentes más que se limitan a mirar la escena sentados. Sin palabras y con rudos gestos pasamos el control; cruzamos un puente de madera al que le faltan pedazos de traviesas y se ve el agua debajo, mejor mirar para alante… Llegamos al puesto montenegrino, hay cola de unos cuantos vehículos y esperamos con esos estúpidos nervios que sientes como si hubiéramos hecho algo malo. Nos piden lo mismo que en Bosnia pero aquí sellan el pasaporte. Ni hola ni adiós, que soy policía fronterizo. Estamos en Montenegro.

Hasta hace 7 o 8 años Montenegro era parte de Serbia, o mejor dicho el país completo se llamaba Serbia y Montenegro. Cuando llevas media hora en el país entiendes porque los serbios no guerrearon para quedárselo, es pobre, muy pobre. El objetivo de hoy es pasar por el Durmitor National Park y hacer un par de cañones de río según leemos muy espectaculares. El primero de ellos es el del río Piva, el paisaje es alucinante y no hay apenas nadie.

Entramos en el Durmitor NP por una carretera llena de túneles excavados en la montaña, por supuesto sin iluminar y incluso con desvíos y señales de stop dentro de ellos; el asfalto esta bastante mal, adelantamos a un camión cargado de troncos que va perdiendo pedazos de corteza y serrín, circula a 20 km/h y que cada vez que acelera nos envuelve en una bola de humo.

Cruzamos parte del parque y paramos en la aldea de Trsa para ver por dónde seguir y un abuelillo con bastón enseguida se nos acerca, empieza a hablarme en Serbio y sólo se me ocurre decirle lo típico, Spanja!, Spanja! El tipo sonríe y me dice, Spanja! Navarro y Gaaaa…, Gasol! le digo yo, sonríe y con un soplido me hace el típico gesto con la boca de que buenos son, yo le repito el gesto a él, es comunicación. Después me señala el asiento de pasajero y pregunta: ¿mademoiselle? ¡Ay amigo!, eso no se lo puedo contar con gestos. Al final señalando el plano me pregunta donde vamos, le digo: Zabljak y me señala con su bastón el camino, me despido con una de las dos palabras que sé en el idioma, dovidenja! se alegra del detalle y ya con la moto en marcha me suelta otro discurso; una vez salgo, miro por el espejo y ahí que lo veo diciendo adiós con su bastón… dovidenja amigo.

El valle por el que discurrimos es alucinante, es de una belleza sutil difícil de describir, minúsculos pueblos y con cero huellas de avances mas allá del hilo eléctrico; vemos una canasta de baloncesto en medio de la carretera, es lo único asfaltado que existe. La gente trabaja en su propio campo, sin tiendas, sin colegios, sin iglesias, aquí la única religión es subsistir. Es uno de los mejores momentos de estos días de viaje, yo lo que quiero es conocer sitios como éste; tras 40 km apenas solos por las carreteras del valle llegamos a Zabljak y un poco más adelante empieza el cañón del río Tara.

Pasamos por el cañón sin pena ni gloria, está simplemente bien, yo ya he deformado mi mente lo suficiente con el valle de la mañana y ahora me cuesta reconocer la belleza del sitio. Acaba el cañon y cogemos la nacional hacia Podgorica, capital de Montenegro, empezamos a ir hacia el este, me niego a pensar que ya signifique volver… Son las 5 de la tarde y no hemos comido, paramos es una gasolinera y como dos barritas de muesli, observamos a los lugareños y ellos nos observan, volvemos a estar un rato largo sin hacer nada especial.

Montenegro es el país de los Wolkswagen Golf…pero de primera generación, los hay a patadas, humeantes, descoloridos y abollados. En un momento dado veo un cartel: Podgorica 77 km, no veo ninguna señal más, no hay apenas señalizaciones; discurrimos por un continuo parque natural, de repente todo se llena de humo, se está quemando la montaña pero sólo vemos un bombero dándole a las llamas con una rama y fumando. Al fin llegamos a la capital de Montenegro, no paramos y la bordeamos por una periferia horrorosa mezcla de un pasado pobre y de un futuro que también parece que lo será.

De ahí lento rodar hasta Kotor, ya en el mar, donde llegamos de noche y reventados, nos cuesta encontrar dónde dormir pero al final caemos en un bonito apartamento con vistas al fiordo. Mañana nos vamos de estos increíbles países.

2 comentarios en “Día 14. Sarajevo – Kotor (Mne) 442 km. El paisaje diferente de Montenegro.

  1. Muy interesante vuestro relato. Años atras quise ir con un amigo en coche desde Valencia a Sarajevo pero nunca lo hemos llegado a hacer. Obligaciones familiares lo impiden, llegamos tarde…
    Felicidades por el relato.
    Saludos.
    Juan Pablo

Deja un comentario