Día 13. Mostar – Sarajevo 148 km. La surrealista visita al búnker atómico de Tito.

Día 13. En Sarajevo, Bosnia y Herzegovina. Escucho El Gran Salt de Manel.

El día que visitamos en Konjic el bunker antinuclear secreto de Tito en una visita rozando lo surrealista…pero eso viene después, empecemos por el principio que el día ha sido tremendo.

Una vez hemos desayunado en el estrambótico comedor-museo de la Pansion Nadin nos dirigimos de nuevo a Mostar para verla de día. Me gusta ver como despiertan las ciudades, como abren las tiendas, ver los repartidores, los tenderos, los puestos del mercado…a esta hora apenas hay turistas y la ciudad parece otra. Jesús se va a comprar sellos y en un momento lo pierdo, recorro el bulevar antiguo un par de veces, incluso tengo el lujo de estar solo otra vez en el puente, si, Mostar es bonita. Al ratito nos encontramos y nos vamos a las motos.

Salimos dirección Sarajevo, antes paramos en la plaza de España, en Mostar hubo un importante destacamento de soldados españoles durante y después de la guerra; existe en pequeño monumento donde puedes leer el nombre de los aproximadamente 20 soldados españoles que murieron allí. La plaza de España está fuera del reconstruido centro, aquí hay mas ruinas que edificios nuevos.

Pensativos salimos por la gris periferia de la ciudad por la carretera 17, dirección oeste, Sarajevo. La 17 discurre paralela al curso del río Neretva, su tráfico es muy denso, tiene tramos limitados a 60 km/h que se cumplen a rajatabla ya que existen muchos controles policiales. Pese a ir despacio no se hace aburrido el trayecto, siempre hay algo que ver ya sea el paisaje natural o el social. Vemos muchos puestos de venta ambulante en las cunetas, venden miel y licores principalmente; las paradas de autobús son auténticos basureros. Capítulo aparte en la ruta tienen los túneles, sobre todo los que tienen mas de 500 metros; no están ventilados y la mayoría de camiones y autobuses son, con suerte, de los años 80, con lo que cada túnel es un agujero negro de humo irrespirable del cual sales medio grogui, imaginad como acaba cada día la ropa, la cara, las gafas…

Tardamos una hora en recorrer los 60 km que separan Mostar de Konjic. La ciudad es tan soviética, desordenada y fea que me resulta atractiva.

Veo muchos niños, jóvenes y mayores en la calle; mi impresión es que pese a no tener mucho y con un pasado reciente desolador la gente es feliz y sonríe; por momentos siento vergüenza de nuestra crisis española de nuevos ricos.

Sabíamos que cerca de la ciudad estaba el búnker secreto de Tito que se usó en el periodo de la guerra fría pero habíamos leído que se necesitaba un permiso especial del ministerio de defensa para entrar y visitarlo. De repente vemos un cartel en el pueblo que pone algo del búnker, preguntamos y nos dicen que llamemos al teléfono que pone en el cartel…

– Hola! Habla ingles?
– No, pero espera un poco … Hello?
– Si, queremos visitar el búnker, es posible?
– Dónde estáis? Cuantos sois?
– Somos dos, estamos ya en Konjic.
– Ok, no hay problema, venid ya, os espero en el búnker.
– Cómo vamos hasta allí?
– Preguntad a la gente de la ciudad, nos vemos!

Flipados por la facilidad de todo y nuestra suerte nos dirigimos tras preguntar un par de veces hacia allí; tras creer que nos habíamos perdido llegamos al fin a lo que creemos que es el búnker; hay una barrera y a la otra parte soldados bosnios y lo que parece un cuartel; Hola! somos los que venimos a ver el bunker!, se miran y tienen que llamar al soldado que habla un poco de inglés, le decimos que venimos a ver el búnker, nos pide autorización, papers, papers… oiga que acabo de hablar con un tipo que me ha dicho que vengamos ya mismo, papers, papers, insiste. Los más jóvenes parece que quieran convencer al de más galones para que pasemos pero éste se cierra en banda a los papers-papers, cuando ya lo veíamos negro, nos preguntan de donde somos y oír España creo que nos abre la puerta, al final nos piden los DNI y pasamos!! Tras el cuartelillo está a un km el búnker, exteriormente son 3 casitas con aspecto de inocentes chalets de montaña pero tras sus puertas se esconde un monstruo de 250 metros hacia el interior de la montaña y 280 metros de profundidad.

Tras aparcar las motos vemos fuera cuatro personas. Nos acercamos, nos dicen que hay dentro otro grupo visitando, hay que esperar. Uno de ellos me pregunta en inglés si venimos a ver el búnker o la exposición, joder! estaba seguro de haberle entendido pero no concibo una exposición allí, así que le hago repetir la pregunta, se molesta un poco y me la repite…sí, preguntaba eso. El búnker, nosotros el búnker, ¿hay una exposición aquí? Resulta que son los comisarios de la exposición y han montado dentro del sitio una bienal de arte, les comento si no sería mejor en un museo con un acceso más fácil, me pregunta que por que no en el bunker…artistas.

Paso el rato hablando con un chico joven del pueblo que se parece a Mirza Teletovic, se lo digo y me da las gracias. Nos pregunta que nos parece Tito, le digo que no tengo suficientes conocimientos sobre él para opinar, me dice que el cree que ha sido el mejor político del siglo XX. Hablamos un poco del conflicto pasado y del presente de Bosnia, él no siente rencor hacia las otras repúblicas, o eso me dice. Sí que nos dice que ellos no perdonan la «perezosa» (palabra suya) actuación de UN.

Al fin salen los soldados de las Kfor autriacos que están de visita, nos comentan que ellos se han pasado de tiempo y sólo tenemos 15 minutos para nuestra visita. El sitio es tan absurdo como alucinante, estoy por decírselo a mi nuevo amigo Bosnio pero prefiero ser políticamente correcto. Contruído desde 1958 hasta 1979 tenía capacidad para que 300 personas vivieran 6 meses sin contacto con el exterior, aire acondicionado con filtros antinucleares, podía aguantar un ataque nuclear de 25 kilotones que hoy en dia no sirve de nada. Está muy bien conservado y vemos la sala de mando, la habitación de Tito, las de los soldados…parece todo sacado de una película setentera de 007. Insisto, flipas viéndolo. Y sí, por los pasillos y salas…obras de arte contemporáneo. Mirad las fotos, vale la pena.

Acceso al búnker:

 Salón de actos:

Desde aquí se dirigía Tito a los yugoslavos:

Puesto de mando de Tito:

Cama de Tito y Señora (lo del cabecero es obra de arte)

Pasillo interior:

Tras la visita fugaz pero suficiente al búnker de Tito (aunque me quedé con las ganas de ver la cocina), volvemos a Konjic para seguir la carretera de Sarajevo, saliendo de Konjic veo y fotografío un tiovivo clásico igual que uno que vi este verano en una película bosnia en el cine, la peli se llama Cirkus Columbia, no recuerdo si ya era antes o después de dolerme ir al cine.

De camino decidimos parar a comer, bar de carretera bosnio, elegir la mesa es fácil, vamos a la que tiene el mantel menos sucio. Nos hacen una ternera en salsa con patatas fritas algo aceitosas, la carne esta buena, no tienen agua sin gas pero la camarera es muy simpática, nos dice que hemos pedido su plato favorito; tomo un café y nos vamos.

En Bosnia hay cementerios pequeños, medianos, grandes y los que han estado siempre. Los tres primeros pertenecen a la guerra, cualquier parterre, terraplén, jardín o espacio cualquiera fue utilizado como cementerio, lo malo de todo es que transcurridos los kilómetros es algo que se hace normal, al igual que las lápidas en la carretera de los que han muerto en ella, son innumerables y con panteones incluidos algunas de ellas… no, no tengo fotos.

Entramos en Sarajevo por la infausta Snippers Alley, Avenida de los francotiradores. La ciudad está rodeada de colinas y en ella se apostaban los francotiradores serbios para disparar a todo el que se moviera por algún sitio visible. Sarajevo tiene el dudoso récord de ser la ciudad asediada con un periodo de incomunicación más largo de la época moderna. Pasó de la gloria Olímpica del 84 a la más absoluta decadencia en los 90. La ciudad hoy en día se va recuperando, quedan marcas físicas en los edificios de los bombardeos, y no hay que buscar mucho, es algo habitual. Prefiero no pensar en los otros daños pero es inevitable hacerlo, me pongo en el lugar de los de mi quinta, con 20 años encerrados en una guerra, perdiendo a una novia por el simple motivo de ser serbia o croata en territorio bosnio o pero aún, viendo morir a tus amigos. El mero hecho de estar allí impresiona.

Salgo del céntrico hotel y veo una ciudad bastante moderna, veo mucha cultura musulmán, pero bastante moderada, no veo ninguna mujer con burka, las veo con turbante pero muy hechas a los tiempos actuales. Aún así en algunos sitios muy modernos no sirven alcohol.

Recorro el barrio de Bascarsija reconstruido por completo; en la mezquita más grande de la ciudad situada aquí la llamada al canto no está grabada como en otras ciudades, aparece una persona en lo alto del minarete y recita un verso en cada punto cardinal, de nuevo, me impresiona.

Paseo sin plano, sin orden ni mucho sentido, recuerdo las fotos de mis padres 30 años antes en la misma ciudad, me hacia especial ilusión venir a esta ciudad donde ya estuvieron ellos. Papá, Mamá, estoy aquí!!!

Acabo cansado pero feliz, muy feliz por dormir aquí.

2 comentarios en “Día 13. Mostar – Sarajevo 148 km. La surrealista visita al búnker atómico de Tito.

Deja un comentario