Día 0. La historia y el porqué de este Viaje.

Para mi viajar es la mayor parte del tiempo imaginar lugares para después descubrirlos, el destino deseado viene a veces de cualquier película o historia que has leído en un libro; hay quién nunca cumple ese sueño y otros como yo, muy afortunados, que llegan a descubrir algunos de los destinos que un día imaginaron.

Lo mío fue más sencillo, una tarde en casa de mis padres vi un álbum de fotos de viajes donde ponía Yugoslavia 1982; siempre había sentido curiosidad sobre la tierra de dónde venían tantos jugadores de baloncesto buenos, ¿como será su país? Les pregunto a mis padres y su recuerdo es vago, casi 30 años han pasado ya de su visita, para ellos no hubo restos de una guerra, ni de familias rotas, tampoco sitúan Eslovenia y Bosnia en el mapa. Mis padres lo conocieron como Yugoslavia.

Dividimos el viaje en tres partes, una semana nos llevará hasta los Balcanes, relax y disfrute por la Europa más motera, la siguiente semana inmersión total en Yugoslavia y los últimos para recorrer el sur de Italia y volver a mi casa, la italiana, en La Toscana.

Me voy con mi compañero de ruta Jesús. Fiel. Si te apetece dar un paseo por Europa sube a nuestras motos que vas a viajar con nosotros.

Debes tener instalado Spotify para poder escuchar los enlaces a la banda sonora de cada etapa. Si te apetece preguntarme algo sobre el viaje me puedes escribir a nauj_1972@hotmail.com.

Día 1. Valencia – Annecy (Fr) 1.091 km. Escuchando al fin Motorway.

[Parte Primera]

Día 1. En Annecy, Francia, escucho Fuerteventura de Russian Red, muchos libros en el iPad para elegir.

Hemos quedado a las 6:00 para salir pero a las 4:00 ya estaba despierto, demasiadas cosas en la cabeza y un sábado difícil, pero bien, me he acordado de cerrar el gas y tirar la basura aunque salía a la calle sin chaqueta… Estoy esperando este momento mucho tiempo, mientras preparo todo escucho a Annie B Sweet y su Motorway, lo había previsto, pensado, repensado y lo disfruto mucho.

Me encanta salir por la mañana cuando aún es de noche, ver como amanece poco a poco y esas cosas, está muy bien. Hoy hemos hecho el trayecto por el interior de Castellón para ahorrar autopista, lo bueno de la nueva ruta es que no ves Marina D’or y lo malo es que pasas por el aeropuerto que le hizo el tito Fabra a sus nietos.Acabas en Torreblanca por una carretera muy apañada, vale la pena y ahorras unos euros.

El tramo que sigue es un rollo, ya lo he hecho mil veces y me aburro, empiezo a pensar en mis cosas y en el último año, sonrío pese a todo, es una suerte poder irme de aventurillas! De repente, novedad! No está el peaje de Hospitalet, ni el de Tarragona, ninguno! Bueno si, ahora solo han dejado uno único en Barcelona, pero solo pagas una vez.

De ahí a la frontera sin novedad, buen tiempo, únicamente teniendo cuidado de esquivar lo que los coches de los marroquís puedan perder de sus gigantes vacas, bicis, colchones, sillas…envío mis últimos SMS españoles, repostamos la última gasolina patria; entramos a Francia, tienen a bien los agricultores franceses no tirarme y quemarme los dos melocotones que llevo, también han cambiado el puesto fronterizo, ya no dan miedo estas fronteras de la UE. 

Sin más novedad pasan los km. paramos a poner gasolina (a 1,60 € el litro!!) y a descansar cada 200 km mas o menos y lo de siempre, adelantando camiones de Murcia y coches con chicas francesas guapas con su sonrisa especial.

Hace buen día para ir en moto, más bien nublado, nos caen 4 gotas de vez en cuando pero son poca cosa. Paramos a comer cerca de Orange, cuando me disponía a poner mi tuper sobre la infecta mesa de picnic del área de servicio aparece mi compañero de fatigas con un yeeee, espera! y trae un mantelito de picnic para dos! Qué detalle más emocionante!, nos contamos alguna historia y nos vamos hacia el norte.

Llevamos ya 700 km pero quedan los que más cansan… Y lo peor por llegar, a 250 km se ha puesto a llover y se nos ha hecho eterno llegar, a medio ciegas por la autopista y con cada vez más agua por todos los sitios, pese al goretex, las láminas y la puta madre que los parió que siempre acaban calando. Y así, mojados es como hemos llegado mas tarde de previsto a Annecy y encima castigados a cenar tallarines prefabricados de una máquina, porque sigue lloviendo… Pero sabes que? Me da igual, hoy estaba de vacaciones y con la moto, es lo que quiero, eso es suerte.

Día 2. Annecy – Ostwald 441 km. Bonita transición francesa.

Día 2, Ostwald, escucho Untrust us de Crystal Castles y aún no leo nada.

Madrugo mogollón durante los viajes, tengo la sensación de perder tiempo si duermo más, y no necesito relajarme durante las vacaciones, no me gustan las pulseras.A las 7 ya suelo estar despierto y empiezo a mirar cosas, bajamos a desayunar y comienza el largo proceso de meter todo en las maletas de la moto, todo en su sitio, todo tan justito…los primeros días es un poco pesado, hasta que le coges el puntillo y sabes lo que cabe en cada sitio y lo hacemos más rápido. Yo llevo 100 trastos, Jesús aproximadamente 6 millones, pero entre ellos el mantel doble, así que no me quejo, bueno me quejo, siempre tengo que esperarle!!

Esta mañana seguía lloviendo así que nos lo hemos tomado con tranquilidad para la salida esperando a que parara un poco, al final salimos sin lluvia pero algo tarde; fresquito a 9 grados y con los guantes de verano porque los otros están empapados, los he puesto con un pulpo en la maleta de detrás para que se sequen y ha funcionado, la imagen de la moto no era muy de catálogo de BMW pero era necesario, el casco también estaba algo mojado pero con el viento enseguida se ha secado.

Me molan mucho los planos de papel, pero para salir de las ciudades grandes es más cómodo el GPS pese a lo gilipollas que suele ser a veces; hoy queríamos ir hacia la izquierda, u oeste y nos ha mandado hacia el este, que en este caso ha sido entrar en Suiza…sin querer.Ya decía que ese chorro en el lago me sonaba de algo cuando lo he visto desde arriba del valle, es Ginebra!! Pues otro de los clásicos, meterte en una ciudad grande sin querer, perdidos, hemos parado y ha aparecido nuestro ángel de la guarda, un cubano que vivió en Madrid unos años; un poco más y dormimos allí, que si tengamos cuidado que en Francia hay mucha violencia, que si en Madrid hay mucha heroína (????) y que en Suiza ya no te puedes dejar el coche abierto… (lo cual decia mientras señalaba un Ferrari que paraba ahí mismo) Total que nos ha explicado como salir de allí pero obviamente nos hemos vuelto a perder, pero perderse en Ginebra está bien, es bonita… Tras una segunda oportunidad al GPS hemos llegado a Francia de nuevo.

Hoy la ruta estaba por decidir, simplemente norte para acercarnos lo más posible a la selva negra alemana. Improvisar en Francia es jugar a ganar, es un país perfecto para ir en moto, con carreteras secundarias increíbles, buen asfalto y muchos paisajes y pueblos de los que nunca has oído hablar. También hay Carrefoures y Auchanes que cierran de 12:30 a 14:30, pero no los Lidl, así que nos hemos ido a uno para comprar la comida de picnic, cuando he ido a pagar le he enseñado la tarjeta a la cajera y me ha soltado una parrafada sin apenas abrir la boca imposible de entender, observo desilusionado que de nada han servido mis 4 días el año pasado en París; este año, para dos días que vamos a estar en Francia me limito a sonreír cuando no entiendo nada… ahhh, un billete de 50 euros si que ha aceptado la cajera sin decir ni mu, creo que con tarjeta había que gastar un mínimo.

Y norte, norte, ríos, lagos, picnic con mantel para dos amigos y 15 avispas.

Nubes, sol, súper tormenta de nuevo cerca de Mulhouse, sólo media hora, después de lo de ayer como si nada. Como vamos con retraso no llegamos a Baden Baden y nos quedamos en este pequeño pueblo cerca de Estrasburgo, como no reservamos nada, no importa.

Si me asomo a la ventana veo Alemania! Mañana iremos.

Día 3. Ostwald – Grafenhausen (Ale). 369 km. La Selva Negra.

Día 3 de viaje, en Grafenhausen, escucho Éramos de Delafé y las Flores Azules, por eso de valles y montañas…

Está muy bien la Selva Negra!!, no es muy selva ni muy negra pero es un paraíso motero, hay tramos que parecen de circuito por el trazado pero no hemos corrido mucho, vamos con cuidado.

Hemos salido de Estrasburgo con un día perfecto de clima pero con mogollón de tráfico, es increíble ver la de camiones que pasan de un lado a otro de la frontera, por cierto, yo no sabia que la frontera alemanafrancesa la marca en curso del río Rhin.

Hemos cogido una autopista para subir a Baden Baden, iba con la ilusión de ir sin límite de velocidad como en otros tramos alemanes pero estaba en obras y desviaban el trafico de un sentido a otro, no era gran problema porque hay 4 carriles por sentido, al final no he pasado de 110…

Baden Baden es señorial y luce una sana decadencia, tampoco hemos parado mucho, nos motivan otras cosas como la increíble carretera B-500, discurre entre árboles enormes que en muchos tramos hacen oscurecer el trayecto.

Parando a hacer fotos y ver paisajes hemos ido yendo hacia al sur. Algunas de las poblaciones mas turísticas como Titisee están a rebosar de turistas, más bien tirando a mayores, deben ser los que no vienen a Benidorm. Tras comer un picnic con un sol enorme y buenas vistas hemos pasado por el reloj cuco mas grande del mundo, eran las cuatro menos cinco y había mucha gente esperando a que saliera el pájaro, al final ha aparecido pero no ha hecho gran cosa la verdad, un par de cucú-cucú y se ha vuelto a meter dentro dando un portazo, los niños se han quedado algo despagados. Hemos visto durante el día muchas típicas casas alemanas de tejados gigantes y fachadas pintadas.

Lo único malo del día ha sido el mogollón de trafico que hay en algunos tramos, sobre todo de camiones, se hace pesado rodar así…

Y poco más ha dado el día, hemos ido a Louis que son como los mercadonas para equipamiento motero alemanes, Jesús quería cambiar su bolsa sobre depósito que tras las lluvias había quedado bastante perjudicada, la hemos montado después y tras algunas dificultades con mi GPS hemos llegado a esta casona alemana setentera pero con mucho encanto; hay una sala con una mesa de ping pong con la red floja por supuesto y también he visto un hulahoop, me ha recordado a mi hermana.

Hemos intentado cenar en un sitio pero estaba cerrada la cocina, como estábamos bastante cansados y no teníamos hambre hemos cenado embutido con un poco de pan en la habitación del hotelillo que es enorme.

Llegar de noche siempre te regala ver el atardecer…

Y mañana nos vamos hacia el oeste, la carretera de los Alpes alemanes, cataratas del  Rhin, lago Costanza, castillos, princesas…

Dia 4. Grafenhausen – Füssen 289 km. El castillo del Rey loco.

Día 4. En Füssen, Alemania. Escuchando Until we bleed de Lykke Li.

Esta mañana ha amanecido fría y lluviosa, hacia además tanto viento y la lluvia era tan fina que por momentos llovía en horizontal; he creído leer en la prensa que en Valencia hace calor, aquí con dificultades pasamos de 20 grados y no baja tampoco de 10, lo cual para ir en la moto está genial. Hemos salido al final, tras el ritual diario de empaquetar, sin apenas lluvia por un valle súper chulo y desierto, casi que ver todo mojado lo hacía más bonito, hemos parado a hacer fotos en un par de prados completamente bucólicos… la belleza pornográfica.

Hemos ido hacia las cataratas del Rin, Rheinfall en alemán, también se llama así el pueblo donde están, es Suiza pero el aspecto de todo es el mismo que en Alemania; por cierto, en la frontera ya no ponen ni al policía aburrido mirando con mala cara, no hay nadie, nadie mira. Las cataratas están chulas, cuando llegas desde arriba impresiona lo grandes que son en anchura, 150 metros y tienen 17 de caída.

Hay un barquito que pasa justo por donde el agua cae y que acaba chopando a la gente, también se puede llegar muy cerca de ellas por un paseo lateral, es gratis, sólo se paga el parking y las motos no lo hacen, bueno, nosotros no hemos pagado viendo que unos alemanes no lo hacían…si un honrado alemán no paga lo va a hacer un español?

Por cierto, aquí se cuida mucho más al motorista, a parte de que cuando hay atasco los coches se abren un poquito para que pases, en todos los sitios donde vas hay una zona reservada para las motos y con indicaciones, en España la única señal donde dibujan una moto es en la de los radares, fijaos y veréis que es así.

De ahí hemos seguido ruta hacia Alemania, repostando antes en Suiza, la gasolina vale casi como en España y en alemania es 15 céntimos más cara. Una vez pasada de nuevo la solitaria frontera hemos tirado hacia el norte del lago Kostanz, la verdad, al final todos los lagos, pueblos junto al lago y carretera de lagos acaban siendo iguales, un sinfín de pueblos, semáforos y trafico denso, se nos ha hecho muy largo este tramo que según el plano era súper panorámica de morirse… Por no encontrar no hemos ni encontrado una zona de picnic y hemos comido en una agradable parada de autobús en las afueras de Lindau; estaba junto a una enorme rotonda, Jesús y yo nos hemos metido, y muuuucho, con los que critican las rotondas, cuando es un invento genial!! No? Si!! Por cierto, el autobús pasaba cada hora a y 20 y a y 50 y los dos han sido superpuntuales…

De nuestra parada del autobús 4 hemos ido a coger la Deutsche Alpenstrasse, carretera que cruza los alpes en su vertiente alemana, muy muy chula pero con el mismo problema que nos hemos encontrado estos dos días, el tráfico es muy denso, sobre todo sobre las 17:00 que deben salir de trabajar.

Por cierto, tras una breve parada para darle la vuelta al plano, nada más incorporarnos a la carretera había un policía escondido en una parada de autobús con un radar, a 200 metros, el coche dando las buenas tardes a bastante gente… Menos mal que nos habíamos parado antes del radar, porque hay muchos tramos de 70 km/ h que cuesta respetar… Con todo ello, somos muy prudentes.

Ya por la tarde hemos llegado a Füssen, donde está el famoso castillo de Neuchwastein que hizo un rey al que llamaban loco, no me acuerdo ahora quién, creo que Eduardo. Desde lejos es bastante espectacular verlo ahí arriba en la montaña. Como ya eran las 18:00 y estábamos bastante cansados hemos buscado donde dormir y estamos casi en Füssen en una casa de huéspedes bastante apañada desde la que ve el castillo y tiene un parking solo para motos. Mola.

El dueño dice que ha estado 20 años en Tenerife y dándome un papel me dice: disconto per al castello, no sé si quería decir Sicilia en lugar de Tenerife… Después su mujer que me dice que también habla español, le pregunto la hora del desayuno y me escribe la contraseña del wifi.

Y hemos ido a cenar a Füssen que también tiene un castillo en lo alto de la montaña, un casco antiguo bastante apañado y por supuesto la típica calle sosa de compras tan típica de esta parte de la Europa sensata…

Mañana me hace ilusión ver el trampolín de saltos de Garmisch Partenkirchen y también queremos llegar a ver el glaciar del Glossglockner, ya en Austria, yo ya lo he visto pero Jesús quiere verlo y es tan chulo que no me importa repetir, y eso que el peaje vale 18 euros, pero al menos te regalan una pegatina, en Tarragona sólo me dieron un ticket.

Día 5. Füssen – Krimml (Aus) 236 km. El trampolín del 1 de Enero.

En Krimml, Austria, escucho With whom to dance de The Magnetic Fiels. Sin tiempo para leer por ahora…

Desde nuestra Gasthaus se ve el castillo del Rey loco, que por cierto es Luis, no el que puse ayer, que me perdone el Rey. Esta mañana también llovía y estábamos a 13 grados, debido a la costumbre ya no supone apenas nada la lluvia, el rollo de tener que ponerse el traje de agua cada vez, cambiar de guantes y poco más.

Nos hemos ido a ver el castillo, está en lo alto de una colina, en el valle hay 4 parkings y mil tiendas de souvenirs, lo cual esta bien porque deja el entorno del castillo bastante limpio de este tipo de cosas. Llegamos pronto, intentamos hacer una española y aparcar la moto dónde sea para evitar el parking de pago pero aquello lo tienen muy controlado, por cierto, mira que siempre ponen a lo peor de cada pueblo en las garitas de los aparcamientos…

Una vez aparcados, hay 3 opciones, subir andando que tardas 30 minutos, en carroza caspa de caballos y en autobús, nosotros optamos por esta ultima que con ropa de moto es un rollo andar y además llueve. Una vez arriba el castillo está muy bien, la primera vista sobre desde una pasarela es impresionante, se ve el valle al fondo; no hemos entrado dentro, las entradas van con hora fijada y la visita es guiada sí o sí, así que hemos decidido hacer marcha siguiendo la carretera de ayer de los Alpes alemanes ya dirección Austria.La siguiente parada ha sido Garmish-Partenkirchen, ¿quién no ha visto los saltos de esquí del 1 de enero con una resaca de muerte? Pues son aquí!! Desde lejos se ve el trampolín pero llegar nos ha costado lo suyo, Jesús no me deja contar la anécdota que ha tenido preguntando a un buen hombre como llegar allí…pero finalmente hemos llegado. Garmish-Partenkirchen ha sido sede Olímpica de invierno dos veces, en 1936 y en 1940, hicieron para ello un estadio olímpico donde caen los saltadores de esquí, muy chulo, está igual que en aquellos tiempos y tiene ese aire histórico decadente del estadio olímpico de Berlín. El trampolín principal es nuevo, de 2007, el antiguo no cumplía los requerimientos básicos para las competiciones actuales. La verdad, te pones abajo y flipas con lo alto que está el trampolín.

Yolanda, hoy me he portado muy bien y he comido ensalada en un picnic en el campo, muchas risas comiendo, no me acuerdo de que gilipollada estaríamos hablando… Por una carretera mucho más desierta que ayer nos hemos ido acercando a la frontera, antes una curiosa anécdota, íbamos por una carreterilla bastante estrecha por mitad de la montaña y de repente una garita con dos tipos… un peaje!!

Una carretera privada parecía poner en alemán… 3 euros por 13 kilómetros las motos, eso sí, tienen el detalle de avisarte de que dentro no hay radares… En su recorrido hay un puente de madera tipo los puentes de Madison, muy chulo.

La carretera va paralela a un río, tras salir de ella llegamos a Austria por una maravillosa carretera desierta, ya sabes… y esa tonta sensación de libertad…

Austria, el cielo motorista: valles, montañas, lagos, carreteras perfectas y mucho menos tráfico que en sus países vecinos. Queríamos llegar al glaciar pero con los visitas de hoy y la escasa necesidad de cumplir objetivos que tenemos, no hemos llegado, sobre todo cuando hemos llegado al Geldospass, también de pago por cierto y hemos descubierto que es un puertecito de montaña con las curvas peraltadas, así que hemos subido y bajado una vez y otra, hemos hecho fotos, de aquí, desde allá, y ahora me sacas a mi con mi moto así de lado, y yo a ti del revés, como niños hasta que se ha hecho de noche.

Esto es Geldospass:

Ahora mismo estamos bajo de esa montaña, en un flipante hotel con vistas a las cataratas de Krimml, las quintas más grandes del mundo, o más altas o más caudalosas, no sé, pero son muy bonitas, mañana prontito las visitamos, y después al glaciar, y después… a donde sea.

Día 6. Krimml – Feld am See 286 km. Glaciares y Cascadas.

Día 6 de viaje, desde Feld am See, pequeño pueblo junto a un gran lago, escuchando High on life de Polock. 

Es viernes, he tenido que pensar antes que día era, síntoma inequívoco de estar de vacaciones, me encanta la sensación de perder la noción de los días, de las horas y de otras cosas…

Otro día en Austria, es como Alemania pero en tranquilo y en pequeño. Hemos visto medio amanecer desde el balcón de la habitación, nos seguimos levantando muy pronto pero no supone ningún suplicio, lo hacemos sin despertador cada día. Tras un desayuno espectacular en el hotel hemos salido con los vaqueros y las zapatillas a subir el camino de las cascadas de Krimml.

Las cascada de Krimml son las más altas de Europa con 380 metros de caída repartidos en tres saltos de 140, 110 y 140 metros, son muy muy espectaculares y además el camino de subida está muy bien, durillo pero con muchos miradores y bancos. Ha sido genial ir tan pronto, no había nadie, nada más llegar, en la primera cascada estábamos solos con el estruendo del agua, sin gritos, sin fotos malsonrientes ni nada que nos molestara… Hemos ido subiendo el camino, parando en los miradores-ducha porque te chopas del agua que llega si estás más de 3 segundos, imaginad lo cerca que están!! así hemos llegado hasta arriba, en una hora más o menos desde el hotel; al bajar, la primera cascada parecía otra cosa, habrían unas 200 personas ya por allí viéndolo, perdía mucha de su magia, pero bueno, todo el mundo tiene derecho a verlas. Hemos llegado al hotel, ducha rápida, check out y a las motos.

La siguiente visita del día ha sido el glaciar Glossglockner, yo ya estuve hace dos años pero a Jesús le hacia mucha ilusión ir y a sitios como estos no importa volver; además hoy hemos entrado por la vertiente norte, yo solo conocía la sur. La carretera es de peaje, 35 euros coches, 19 las motos. A la subida, una colorida muestra de variado turismo y deporte: ciclistas, corredores, motos, coches clásicos, autobuses, autocaravanas, voy con infinito cuidado con los ciclistas y no me importa esperar si no puedo adelantarlos holgadamente, me acuerdo de Miquel y de Luz cuando los veo y me flipa la verdad la dureza del ciclismo, igual que los que ves por ahí de viaje, eso es duro y no la moto!!

Arriba del todo está el espectacular glaciar y el horrendo edificio parking, muchas motos, las únicas españolas son las nuestras; no hay excesiva gente, paso un rato atontado pensando en lo salvajes que son los glaciares arrasando con la montaña a lo largo de tantos años, leo que este tiene 8 km de largo, profundidad del hielo máxima 150 metros. Paso otro momento viendo a las marmotas que andan sueltas por allí, por la macro tienda de souvenirs, está un poco explotado aquello pero cuando miras el glaciar compensa…

Beti, si pudiera elegir un tramo para ese rato que me has dicho que te gustaría ir conmigo, uno de los elegidos seria los 41 km desde lo alto del glaciar hasta Lienz… qué bueno! Sólo se me ocurren palabras barrocas y rimbombantes  para describirlo, es como la carretera que todo motorista sueña hacer algún día.
Tras llegar a Lienz y comprar algo hemos comido y hecho otras cosillas urgentes…son las 16:30, teníamos la noción del tiempo completamente perdida, después hemos ido dirección oeste por otro precioso valle, estonosepara!

Un momento importante del día, por ese valle, el último, conducía, sin pensar, sin calcular, sin recordar…al fin!

Ahhhhhhh, hoy ha hecho calor, he llegado a ver 26 grados! Y no ha llovido nada.

Mañana Eslovenia, me apetece sur.

Día 7. Feld am See – Skofja Loka (Esl) 287 Km. Esto ya era Yugoslavia.

Día 7 de viaje, en Skofja Loka, Eslovenia. He empezado a leer La Senda Oscura de Asa Larsson.

Realmente el destino de este viaje es la antigua Yugoslavia, parte de ella era Eslovenia, este pequeño país muy desconocido para mucha gente es parte de la antigua federación del Mariscal Tito; no es tan conocido como sus hermanos porque ellos no estuvieron en la guerra de los años 90, en séis días negociaron fronteras con croatas y serbios, aún con ello, muchas familias perdieron miembros porque estaban formadas por bosnios, croatas o serbios que si fueron a los frentes.

Os cuento cronológicamente, la noche anterior en la recepción del hotel vimos unos folletos con rutas y carreteras moteras de las cuales dos ya las habíamos hecho, pero vimos que otra de ellas nos pillaba muy cerca, la  Nockalmstrasse, con un peaje de 8 euros que se amortiza muy rápido…

Tiene 34 km y la hicimos de ida y de vuelta, muchísimas motos, asfalto perfecto y muy divertida, con 52 curvas numeradas en las que te informa de la altura, alguna de ellas está dedicada a algún famoso deportista austriaco. Las vistas desde los puntos más altos son espectaculares, pero llevo ya 4 días diciendo lo mismo y a estas alturas la belleza empieza a ser peligrosamente habitual y dejas de valorarla. Eso sí, hay que tener cuidado con los animalillos, aunque no vimos a ninguno, además, si un reno me habla en alemán, que le voy a contestar?Salimos del valle dirección Eslovenia, pasamos por Klagenfurt, aquí este pasado julio el Valencia hizo la pretemporada, parece una ciudad agradable pero anodina. Hace mucho calor, 29 grados es mucho para lo que estamos acostumbrados en esta semana. Paramos a comprar en un Spar y nos dirigimos hacia la frontera…

… típico paso de frontera en la montaña con una cola y trajín intenso en los dos sentidos. Entramos en Eslovenia en la mitad de un túnel de casi dos km. Paramos a comer tras cruzar la frontera y lo hacemos muy rápido porque nos atacan las avispas de nuevo. Más adelante en una parada tonta Jesús tiene la típica caída en parado, abolla un poco una maleta pero queda más abollado su ego motero, venga! si nos ha pasado a todos.Sigue haciendo calor, en este país notas ya un cambio en cuanto a carreteras, pueblos, tiendas, no es ya la Europa guayona en la que hemos pasado una semana, tampoco creáis que es un agujero, quizás un escalón por debajo de España. Hemos llegado a Skofja Loka, ciudad con un casco antiguo medieval muy chulo, estamos en un pequeño hotel con vistas al río y su puente antiguo, os escribo desde el patio del hotel.

Yo ya conozco Ljubljana, la capital del país, pero vencemos el cansancio y el calor con una ducha y nos decidimos ir a cenar. Hay una carrera popular por el centro, mucho ambiente, cenamos productos típicos eslovenos, unas gachas de avena con verduras y una salchicha de Kranj, muy bueno. Me ha venido bien estar en una ciudad grande, echaba de menos las periferias desordenadas y caóticas…aunque su centro es realmente encantador.

Y así os he contado como llegamos a Eslovenia… ya estamos en Yugoslavia!!

[Fin de la primera parte ]

Dia 8. Skofja Loka – Bovec. 217 km. Domingueros y la ley de la gravedad.

[Segunda Parte]

Día 8 de viaje, desde Bovec, en el valle del río Soča, Eslovenia. Escucho de fondo Mogwai, Hardcore will never die, but you will.

Pues vaya! Subiendo el espectacular puerto de Vrsic en una de las paradas para ver las montañas y hacer fotos he dejado la moto sobre un terreno algo incierto y allá que se ha caído, sólo me ha dado tiempo para amortiguar la caída porque cuando la Guzzi dice me caigo, ella se cae. las consecuencias son casi cuestión de suerte, puedes romper algo vital y adiós viaje o romper algo como la maleta de detrás y que sea un engorro, sólo la uso para pequeños trastos y la compra del día… pero es que da mucha rabia; he pasado toda la tarde pensando en ello y que debería haber tenido más cuidado, pero ha pasado y ya está. Al final con una cincha que llevaba Jesús lo hemos dejado puesto, no se puede abrir fácilmente, pero he metido lo más prescindible dentro. Por cierto, que me meto mucho con Jesús por todos los trastos que lleva y mira…

El resto del día bien, bien contando que hoy es domingo y aquí también hay domingueros, y muchos, y si encima hace el buen día que ha hecho hoy, mas aún. Con sol y calor, hemos salido del hotel dirección a los lagos de Bohinj y de Bled por un valle muy bonito.

Encuentro un enorme contraste con la otra vez que estuve por aquí, llovía, hacia frío, niebla y con apenas nadie. Me gusta el lago de Bohinj, aún perdura en mi recuerdo la visita de la otra vez, rodeado de niebla y desértico, y la carretera del bosque es muy bonita, parar el motor de la moto y no escuchar nada, mira mira…

El lago de Bled es el famoso, el del catálogo de turismo, es casi el Montecarlo esloveno, casino, hotelazos, cochazos y encima en domingo, damos una vuelta queriendo y otra queriendo salir sin saber como; no voy a decir que no es bonito pero prefiero otros lugares más sutiles, pero bueno, si buscas encuentras algún rincón…

Después hemos ido hacia Kranjska Gora junto a la frontera italiana, aquí está la entrada a los Alpes Julianos, muy espectaculares, hemos subido el puerto de Vrsic, las curvas de 180 grados aún mantienen el adoquinado original ya que fue hecha por los romanos; los picos que rodean la carretera rozan los 3000 metros y forman conjuntos muy bonitos que todo el mundo contempla alucinado, todos menos mi moto que ha preferido tirarse al suelo…

Tras el disgusto hemos bajado al valle del río, este año el Soča apenas lleva agua y es una pena porque tiene un color turquesa espectacular, entre eso, el tráfico y el calor creo que disfruté más de la otra caótica visita, con frío, niebla y lluvia.

Y dentro del valle está Bovec, entre montañas, pequeño pueblo muy agradable donde curo mis penas moteras….Es fácil aquí,  además con una Pivo de medio litro sentado junto a los lugareños eslovenos.

I Feel sLOVEnia!!!

Día 9. Bovec – Postojna 188 km. Gorizia, Nova Gorica y el maldito chill out.

Día 9, en Postojna, Eslovenia, escuchando VCR, de The XX. Debo compensar las 4 horas de chill out de la mañana. Me gusta la senda oscura, después leeré hasta dormir.

Sin querer ser dramático, cuando viajas en moto debes ir preparado para todo, y todo es como poco: lluvia, calor, frío, atascos, perderse un millón de veces, llegar justito de gasolina a repostar, y averías, si no estás dispuesto a sufrirlos mejor quédate en casa. Para mi de largo compensa esas penurias con lo que consigo a cambio, especialmente esa estúpida sensación de libertad; cada vez que veo un grupo de viaje organizado sonrío y me siento afortunado.

Todo este rollo porque hoy hemos pasado tooooda la mañana en el concesionario de BMW de Nova Gorica; en principio sólo era para un rápido cambio de pastillas del freno de detrás de la moto de Jesús que se habían gastado extrañamente rápido, pero la pinza estaba estropeada y han tardado 4 horas en arreglarlo, he acabado harto de la agradable música chill out que tenían puesta sin fin en la sala de espera. Y gracias que el mecánico se lo ha currado, otro hubiera dicho que estaba rota y que no se podía arreglar.

Por la mañana hemos salido de Bovec, estamos muy cerca de Italia y aquí los eslovenos hablan todos italiano, la mujer de la recepción del hotel daba el perfil italiano: habladora, gesticuladora y vistiendo como si tuviera 15 años menos, una Raffaela Carra más chillando: ehhh!! españoles, y por supuesto había estado en España y como no, en Barcelona y esta vez también en La Rioja, decía que su marido era sumiller. Me ha enseñado a decir gracias en esloveno pero ya se me ha olvidado.

Sin más historias y tras visitar un cementerio de la primera guerra mundial hemos partido dirección sur,  Bovec está en la mitad del valle del Soča, de ahí a Nova Gorica lo mejor del día, un tramo entre montañas y acompañados del río todo el rato, sin apenas tráfico, increíble, de verdad. El valle del Soča es de las mejores carreteras de Europa para ir en moto.

Del día poco más puedo contar, culturilla?, Gorizia es ahora ciudad italiana, pero en su día, esa y otras ciudades eran parte de Eslovenia pero tras la Segunda Guerra mundial Italia se las anexionó, y esta gente eslovena que es poco de guerrear, fundaron Nova Gorica justo en la frontera, como he dicho antes, hablan italiano y tienen pizzerías a gogo.

Tras tener las motos preparadas hemos salido hacia Predjama para ver el castillo en Postojna, de repente hemos pasado de 30 grados a 21 en dos curvas, a la tercera se ha puesto a llover y nos ha tocado parar en mitad de la nada a ponernos el traje de agua, tormentón de verano, dos dedos de agua en la carretera. Al salir de la montaña he visto el arco iris, sólo un trozo, entero sólo lo he visto una vez, ¿te acuerdas?.

También hemos visto estas curiosas señales, ¡si mira! sólo hace falta que a mi moto la vayáis motivando para que ella se tire… por si no controláis el esloveno tan bien como yo, pone: Carretera de alto riesgo!

Y medio mojados hemos llegado a Predjama, dónde hemos hecho el check in – check out mas rápido de todo el viaje, hombre, si el hotel va a ser caro que al menos sea bueno, nos hemos ido a otro mucho mejor.

Pues así ha sido el día, a mi ya se me va olvidando lo malo porque mañana vamos seguro a Croacia, seguro.

Día 10. Postojna – Krk – Rakovica (Cro). 343 km. El Mar Adriático y la otra parte de la montaña.

Día 10 de viaje, en Rakovica, Croacia. Escucho Hoppípola de Sigur Ros.

A veces las expectativas excesivas hacen que la realidad se quede muy por debajo de lo imaginado; hoy NO, aquí NO, NO con la imagen del Mar Adriático desde la carretera de la costa con las islas perfiladas por el intenso sol, islas que son alargadas y se pierden en el horizonte y el azúl intenso y brillante, me dan igual el calor, los baches y los camiones. Me siento tan afortunado de vivir momentos como éstos…

Esta mañana hemos salido de Postojna, aquí hay unas cuevas muy famosas, pero ayer pasamos por la entrada y es un circo turístico horroroso, no quiero entrar con 34 japoneses en el trenecito, que me hagan la foto y dejar la moto en el parking G5 junto al F4. Igual me equivoco y seguramente serán bonitas, pero yo no, hoy al menos. Muy cerca de las cuevas está el castillo de Predjama, pequeño y construido bajo un hueco de la montaña, tampoco hemos entrado, en los castillos me aburro siempre a la tercera sala llena de tapices, cuadros de nobles gordos y lámparas gigantes colgadas. Sur!, sur!, vamos a Croacia.

Antes de salir de Eslovenia hemos visto un desvío a un sitio llamado Park Of Militar History, uy!, vamos a ver que parece que no hay nadie. Entramos y preguntamos, hay un chico muy majo que nos informa de lo que hay, es un museo militar que cuenta la historia de Eslovenia desde sus conflictos, hay tanques, carros de combate y diverso material bélico.

No me interesan mucho estos artilugios pero si las historias que rodean, el museo esta en unos antiguos barracones usados hasta la guerra de los Balcanes. Me ha impactado especialmente un barracón que está vacío aún por rehabilitar, pero está abierto y se pueden ver sobre sus paredes desconchadas retratos de Tito y banderas de Yugoslavia y la antigua URSS. Estábamos solos en el pabellón e insisto, impresiona, por momentos imaginaba todo aquello lleno de soldados, de valentía y de miedo.

Puedes leer en los paneles informativos el desarrollo de la guerra, es muy muy difícil entender el conflicto y además muchos de los paneles sólo están escritos en esloveno. Vemos fotos de tanques por carreteras por donde ayer pasamos, sólo han pasado 20 años, impresiona recordar. La guerra en Eslovenia sólo duró 6 días, hay fotos de la declaración de la república, y de la gente enfrentándose a los soldados.

Salgo de allí pensando aún en las historias de esta gente. Tras un ratito de bonita carretera llegamos a la frontera, ésta es casi de las de antes, te piden DNI al salir de Eslovenia y al entrar a Croacia, nada más, son policías jóvenes y sonríen.

Ya estamos en Croacia! Se notan bastantes cambios con Eslovenia, conducen mucho más rápido, está todo mas desordenado y se respira menos paz, aquí es todo mas veloz. Con un calor horripilante vemos el mar adriático por primera vez, es Rijeka, muy industrial, menos mal que hay una autovía que la deja abajo (literal); tras pasar Rijeka hemos decidido visitar la isla de Krk unida al continente por un puente de peaje de 1,4 km.

El paisaje de la isla es muy uniforme, bosque bajo y matorral;  hemos llegado a Krk y hemos comido en un parque junto al puertecito, desde aquí se puede ir a las otras islas en ferry. Tras comer hemos hecho una ruta circular por la isla, no hay playas, sólo rinconcitos con piedras donde hay poca gente, se respira tranquilidad, sobre todo en los pueblos del interior. Debe estar bien para unos días de relax y tranquilidad  pero tampoco es es nada muy especial esta isla, creo que la de Cres es más bonita pero sólo se accede en ferry.

Nuestro destino de hoy son los lagos de Plitvice en el interior, para llegar al desvío que te lleva hacia el oeste en Senj antes se recorre un tramo de la carretera de la costa, vaya, como he contado antes, es realmente bonito.

Una vez dejada la costa el paisaje cambia drásticamente, paisaje y sensaciones. Pocas, pero ya se ven secuelas de la guerra, restos de impactos de balas en las casas; todo es más viejo, aquí se dedican a la agricultura pero aún observas medios muy rústicos y manuales, mucha gente mayor en el campo, mujeres labrando; aquí no hay fábricas, no hay tráfico, todo vuelve a desacelerar brúscamente, abuelos sentados en bancos con la mirada perdida, gente que anda por las cunetas de las carreteras… lo único que saca al valle de un tiempo pasado es el viaducto de una autopista nueva que ellos pocas veces utilizarán, es difícil de explicar con palabras lo que se siente.

Hemos llegado al fin, de noche, cansados pero muy contentos a una casita de huéspedes donde nos ha recibido la sonriente señora Vukovic.

Hoy ha sido un gran día.

Día 11. Rakovica – Sibenik 300 km. El aeropuerto subterráneo de Tito y la estepa croata.

Día 11 de viaje. Transatlanticism de Death Cab for Cutie es la banda sonora de esta noche. En Sibenik, Croacia, aquí nació el mítico Drazen Petrovic.

Lo primero que hemos hecho hoy es visitar los famosos Lagos de Plitvice. A las 9 ya estamos en el parking de los lagos, las motos no pagan. Vamos con ropa de paseo y dejamos toda la ropa de moto en una taquilla por 10 kunas, la mitad de las que me dio Valle en Valencia y nos han salvado porque ayer no paramos a sacar dinero. Tras pagar la entrada de unos 15 € empezamos el recorrido; puedes elegir entre varios de ellos que te muestran en un plano. No hay mucha gente, algún grupo coñazo de japoneses que cuesta mucho de regatear. El conjunto es bonito pero no me impresiona, son una serie de lagos a distinta altura comunicados por cascadas, si es verdad que lo esperaba más pequeño, su superficie y el número de lagos es grande.

El agua es cristalina y se ven muchos pececillos, parte del recorrido se hace por pasarelas de madera por encima del agua. A mitad recorrido se coge un barquito que cruza el lago más grande y al final un camioncito-tren te lleva de nuevo a la entrada. A la salida el parque ya vemos que está muy lleno, nosotros lo hemos visto bastante tranquilos. Hemos estado 3 horas en el parque de relajados paseos. Hay un sitio majo para comer en la entrada y está bien de precio, comemos algo, nos vestimos de nuevo de guerreros y nos vamos con ganas de rodar de nuevo.

Salimos dirección hacia el antiguo aeropuerto militar de Zeljava. El Mariscal Tito estaba obsesionado con el poder militar de Yugoslavia, siempre jugó a dos cartas, la del bloque soviético y el de la OTAN, para ello construyó y formó un importante ejército. Una de sus «joyas» era este complejo militar, un aeropuerto que tenia los hangares en unos túneles excavados dentro de una montaña para evitar ataques a su flota de aviones. Su construcción se realizó entre los años 1957 y 1965, la obra costó alrededor de 6 billones de $. Contaba con una extensión de sus túneles de 3,5 Km y podía acomodar a 1000 hombres durante un mes sin intervención externa. Las instalaciones fueros destruidas en 1992 tras la guerra de los Balcanes mediante explosivos. En este video os podéis hacer una idea de como funcionaba el aeropuerto.

Había conseguido gracias a un forero unos croquis en serbio con una medio traducción al inglés de como llegar; nos cuesta bastante localizarlo, obviamente no hay señales que indiquen su emplazamiento, Zeljava es muy pequeño y apenas está indicado. Llegando nos encontramos dos caballos en mitad de la carretera, uno atado y otro suelto. Al fin llegamos y localizamos las referencias de nuestro plano. Hay que ir con cuidado porque algunos campos aún están minados (están señalizados) y también con no cruzar la frontera Bosnia que discurre muy cerca de algunas pistas. Hemos visto 3 aviones abandonados y después hemos ido con las motos por las pistas abandonadas del aeropuerto hasta la entrada de los túneles, es bastante impresionante rodar por donde no hace mucho lo hacían los aviones de combate

Hemos llegado a las puertas de los túneles y después de haber visto fotos de cuando el aeropuerto funcionaba verlo abandonado y en silencio es bastante impresionante.

Nos hemos metido un poco en uno de los túneles, estaba muy oscuro, pero con una linternita hemos ido mirando como era aquello. Se ven algunas sillas viejas, el mecanismo de la puerta está destrozado y se ven los restos. La verdad es que a mi me daba algo de canguelo, hemos visto incluso unas hojas con los registros de algo, fechas de los años 80…

La verdad, me lo he pasado mejor en nuestra furtiva visita al aeropuerto que en los lagos.

Tras la intensa experiencia salimos de nuevo hacia el mar, la carretera es buena, apenas pasamos por algún pueblo, no hay nada, el paisaje es semidesértico y se acentúa el calor. No hay apenas tráfico. De repente en un desvío encontramos una furgoneta de la policía cruzada, explosión! explosión! me dice el policía, no entiendo muy bien que pasa pero no se puede seguir por ahí; nos tenemos que desviar y nos metemos por unas carreteras comarcales dentro de un paisaje que continúa estepario.

Todo esto está semiarrasado, pasamos por Ogrovac, con un aspecto comunista muy deprimente acentuado por dos moles de hormigón de seis o siete alturas desahabitados. Las poblaciones hay más casas demolidas y abandonadas que en pie, pasamos por auténticos pueblos fantasmas, no hay niños, no hay tiendas, sólo alguna persona mayor, coches viejos, óxído y carteles de publicidad de mujeres sonrientes que nadie mira.

De repente nuestra carretera se corta y deja de tener asfalto, en el plano aparece como carretera y de las panorámicas. Veo publicidad de rafting en el río y me pregunto quién vendrá hasta aquí a disfrutarlo. Nos toca desandar 22 km. Hasta cerca del mar todo sigue igual, pienso si en esta zona cerca de la frontera bosnia sufriría una limpieza étnica por parte de los serbios y croatas… ahora no queda nada, no hay apenas nadie.

Llegamos ya de noche a Sibenik, muy bonita la parte antigua del puerto y la iglesia blanca, no hay casi hoteles o no los vemos, estamos bastante cansados, vemos uno frente al puerto, preguntamos y está lleno; decidimos salir de Split y seguir hacia Trogir, a la salida de la ciudad vemos muchas casas de huéspedes,  nos quedamos en una con vistas al mar. Nos toca ir hasta un horroroso resort con acceso vigilado a sacar dinero, odio estos sitios. Nos compramos una pizza y nos la comemos en la terraza de la habitación viendo el mar, no imagino mejor restaurante para esta noche.

Día 12. Sibenik – Mostar (BiH) 268 km. En territorio musulmán.

Día 12. En Mostar, Bosnia y Herzegovina. Escucho Fiesta de La Bien Querida por eso de los violines árabes de Queridos Tamarindos.

Empiezo a notar cierto cansancio, no hemos parado ningún día y el calor nos agota bastante; pero la moral por las nubes, todo esto es tan diferente a lo conocido que la curiosidad puede con todo tipo de cansancio. No paramos.

Salimos de Sibenik por la maravillosa carretera 8 que recorre de norte a sur toda la costa adriática; lees mil veces que la costa ya está reventada por el turismo y el tráfico, respecto al turismo, deberían pasar los que lo dicen por la Comunidad Valenciana para ver lo que es abuso…no digo que aquí la costa sea virgen pero tiene bastantes tramos en lo que no hay nada construido. Las vistas son alucinantes, el juego de la costa continental y las miles de islas e islotes que hay junto a la costa es especialmente bonito; hoy al ser por la mañana no da el sol por el oeste como el otro día y el azul es más sutil. Un detalle que me ha gustado de esta costa es que no hay playas, sólo pequeñas calitas de piedras donde cabe poca gente. Supongo que para otras personas esto será una gran decepción… siempre les queda Benidorm.

Y así, rodando lentamente y sin prisa hemos llegado a Trogir, nos hemos metido en la isla donde está el casco antiguo, se accede por dos puentes. Muy bonito, desgraciadamente reventado a tiendas de souvenirs pero con rincones muy chulos; es pequeño, lo vemos en 40 minutos. Vamos con la ropa de moto y hace mucho calor así que re-emprendemos la marcha dirección Split.

Quería ir a Split por una romántica y deportiva razón, mi primer recuerdo de un partido internacional del Valencia CF es un partido contra el Hajduk Split, he tirado de hemeroteca y fue en 1981!! Este año el Hajduk cumple 100 años y está todo lleno de carteles por todos los sitios, hemos visitado el estadio, muy moderno para su época (1979), ahora algo desfasado y viejo, se supone que había una tienda allí pero no la hemos visto, quería una camiseta!

De ahí, perdidos por la ciudad, le hemos preguntado a un motorista y nos ha llevado hasta la misma puerta del Palacio de Diocleciano, a 33 grados la visita ha sido rápida, son las ruinas del antiguo palacio llenas de… tiendas de souvenirs, creo que de noche es otra cosa con más encanto.

Salimos de Split, es una ciudad grande, con barrios de aspecto muy del este, la carretera de la costa en la periferia de Split si que va muy llena de coches y está además en obras, se hace pesada en unos 30 km, vamos en modo safety car un buen rato.Llegamos a Makarska, aprovechamos para comer y hoy ni siquiera buscamos un área de recreo, no hemos visto ninguna por la carretera y casi que prefiero ver a los lugareños que a las avispas. Nos mola el Konzum croata.

Tras comer debemos poner gasolina pero hay mucha cola y lo dejamos para la siguiente, es la carretera de la costa y habrán muchas… y la siguiente no llega, no llega y llega un punto que ya no ves una carretera bonita, ves una cuneta por donde empujar la moto… finalmente encontramos una al límite del depósito cerca de Gradac. Estamos parados más de lo normal sin hacer nada especial, pero no nos importa, cuando viajas en moto haces de las gasolineras tu hotel diurno. Y vemos un Yugo, me gusta!!.

Seguimos sur, el destino es Mostar, en el desvío hacia el oeste hacia Metkovic dejamos la costa y seguimos el curso del río Neretva;  empieza a cambiar el paisaje, veo coches viejos circulando, coches viejos dejados en las cunetas y coches viejos semidesguazados; autobuses del siglo antepasado y un par de pueblos completamente soviéticos, pasamos del azul del mar al gris del hormigón. Aún siendo Croacia el aspecto empieza a fusionarse con el de Bosnia. Veo los desvíos de Sarajevo y Mostar y siento una emoción especial, estamos ya cerca…

Llegamos a frontera, no veo la caseta croata y me la paso de largo y el policía me chilla eh eh eeeehhhh!!!!, le sonrió y retrocedo a pie, apenas paro me mira y me dice go! go! go!, vaya, para eso tanto ehhhh; a 100 metros en el puesto bosnio me pide el pasaporte un joven aduanero con unas Ray Ban gigantes, no lo cuña, lo mira con desidia y me dice con la cabeza que pase mientras masca chicle. Ya estamos en Bosnia y Herzegovina. Me apetecía mucho.

La carretera hasta Mostar está en buen estado pero limitada en muchos tramos a 60 e infestada de controles de policía, vemos hasta 3 en 40 km. Este tramo lo hace mucho turista que desde Croacia, sobre todo Dubrovnik, pasa el día en Mostar. Sólo pasamos por un pueblo grande  hasta llegar a la ciudad, su aspecto es gris, viejo y triste acrecentado por la intensa luz del sol de la primera hora de la tarde. También lo es la periferia de Mostar, edificios de 60 años sin mantenimiento alguno y coches viejos y abandonados por todos los sitios que contrastan con algún coche de alta gama.

Llegamos a la pensión en la entrada de la ciudad, la habitación muy sencilla; me encantan las vistas desde la habitación, se ven dos minaretes de dos mezquitas, Bosnia es mayoritariamente musulmán. El momento de la llamada al rezo me impresiona de nuevo, recuerdo Estambul.

Visitamos la ciudad por la noche, el famoso puente viejo, Stari Most, demolido en la guerra y reconstruido posteriormente; en una tienda hay un video donde se ven imágenes de como bombardean y cae el puente, muy triste, también se ven imágenes de la ciudad casi en ruinas después de la guerra, observo a la gente en la tienda, nadie habla. Ahora el centro está casi todo reconstruido y es muy agradable, al menos de noche, aún con ello, quedan vestigios de la guerra a poco que te fijes.

Cenamos Cevapi, en pan de pita te dan una especie de longaniza de varias carnes con una salsa, está bueno, aunque te lo sirven con medio plato de cebolla cruda. Con eso y una cerveza me siento feliz en la noche bosnia.

Volviendo hacia el hotel pasamos por el puente en soledad. Lujo.

Día 13. Mostar – Sarajevo 148 km. La surrealista visita al búnker atómico de Tito.

Día 13. En Sarajevo, Bosnia y Herzegovina. Escucho El Gran Salt de Manel.

El día que visitamos en Konjic el bunker antinuclear secreto de Tito en una visita rozando lo surrealista…pero eso viene después, empecemos por el principio que el día ha sido tremendo.

Una vez hemos desayunado en el estrambótico comedor-museo de la Pansion Nadin nos dirigimos de nuevo a Mostar para verla de día. Me gusta ver como despiertan las ciudades, como abren las tiendas, ver los repartidores, los tenderos, los puestos del mercado…a esta hora apenas hay turistas y la ciudad parece otra. Jesús se va a comprar sellos y en un momento lo pierdo, recorro el bulevar antiguo un par de veces, incluso tengo el lujo de estar solo otra vez en el puente, si, Mostar es bonita. Al ratito nos encontramos y nos vamos a las motos.

Salimos dirección Sarajevo, antes paramos en la plaza de España, en Mostar hubo un importante destacamento de soldados españoles durante y después de la guerra; existe en pequeño monumento donde puedes leer el nombre de los aproximadamente 20 soldados españoles que murieron allí. La plaza de España está fuera del reconstruido centro, aquí hay mas ruinas que edificios nuevos.

Pensativos salimos por la gris periferia de la ciudad por la carretera 17, dirección oeste, Sarajevo. La 17 discurre paralela al curso del río Neretva, su tráfico es muy denso, tiene tramos limitados a 60 km/h que se cumplen a rajatabla ya que existen muchos controles policiales. Pese a ir despacio no se hace aburrido el trayecto, siempre hay algo que ver ya sea el paisaje natural o el social. Vemos muchos puestos de venta ambulante en las cunetas, venden miel y licores principalmente; las paradas de autobús son auténticos basureros. Capítulo aparte en la ruta tienen los túneles, sobre todo los que tienen mas de 500 metros; no están ventilados y la mayoría de camiones y autobuses son, con suerte, de los años 80, con lo que cada túnel es un agujero negro de humo irrespirable del cual sales medio grogui, imaginad como acaba cada día la ropa, la cara, las gafas…

Tardamos una hora en recorrer los 60 km que separan Mostar de Konjic. La ciudad es tan soviética, desordenada y fea que me resulta atractiva.

Veo muchos niños, jóvenes y mayores en la calle; mi impresión es que pese a no tener mucho y con un pasado reciente desolador la gente es feliz y sonríe; por momentos siento vergüenza de nuestra crisis española de nuevos ricos.

Sabíamos que cerca de la ciudad estaba el búnker secreto de Tito que se usó en el periodo de la guerra fría pero habíamos leído que se necesitaba un permiso especial del ministerio de defensa para entrar y visitarlo. De repente vemos un cartel en el pueblo que pone algo del búnker, preguntamos y nos dicen que llamemos al teléfono que pone en el cartel…

– Hola! Habla ingles?
– No, pero espera un poco … Hello?
– Si, queremos visitar el búnker, es posible?
– Dónde estáis? Cuantos sois?
– Somos dos, estamos ya en Konjic.
– Ok, no hay problema, venid ya, os espero en el búnker.
– Cómo vamos hasta allí?
– Preguntad a la gente de la ciudad, nos vemos!

Flipados por la facilidad de todo y nuestra suerte nos dirigimos tras preguntar un par de veces hacia allí; tras creer que nos habíamos perdido llegamos al fin a lo que creemos que es el búnker; hay una barrera y a la otra parte soldados bosnios y lo que parece un cuartel; Hola! somos los que venimos a ver el bunker!, se miran y tienen que llamar al soldado que habla un poco de inglés, le decimos que venimos a ver el búnker, nos pide autorización, papers, papers… oiga que acabo de hablar con un tipo que me ha dicho que vengamos ya mismo, papers, papers, insiste. Los más jóvenes parece que quieran convencer al de más galones para que pasemos pero éste se cierra en banda a los papers-papers, cuando ya lo veíamos negro, nos preguntan de donde somos y oír España creo que nos abre la puerta, al final nos piden los DNI y pasamos!! Tras el cuartelillo está a un km el búnker, exteriormente son 3 casitas con aspecto de inocentes chalets de montaña pero tras sus puertas se esconde un monstruo de 250 metros hacia el interior de la montaña y 280 metros de profundidad.

Tras aparcar las motos vemos fuera cuatro personas. Nos acercamos, nos dicen que hay dentro otro grupo visitando, hay que esperar. Uno de ellos me pregunta en inglés si venimos a ver el búnker o la exposición, joder! estaba seguro de haberle entendido pero no concibo una exposición allí, así que le hago repetir la pregunta, se molesta un poco y me la repite…sí, preguntaba eso. El búnker, nosotros el búnker, ¿hay una exposición aquí? Resulta que son los comisarios de la exposición y han montado dentro del sitio una bienal de arte, les comento si no sería mejor en un museo con un acceso más fácil, me pregunta que por que no en el bunker…artistas.

Paso el rato hablando con un chico joven del pueblo que se parece a Mirza Teletovic, se lo digo y me da las gracias. Nos pregunta que nos parece Tito, le digo que no tengo suficientes conocimientos sobre él para opinar, me dice que el cree que ha sido el mejor político del siglo XX. Hablamos un poco del conflicto pasado y del presente de Bosnia, él no siente rencor hacia las otras repúblicas, o eso me dice. Sí que nos dice que ellos no perdonan la «perezosa» (palabra suya) actuación de UN.

Al fin salen los soldados de las Kfor autriacos que están de visita, nos comentan que ellos se han pasado de tiempo y sólo tenemos 15 minutos para nuestra visita. El sitio es tan absurdo como alucinante, estoy por decírselo a mi nuevo amigo Bosnio pero prefiero ser políticamente correcto. Contruído desde 1958 hasta 1979 tenía capacidad para que 300 personas vivieran 6 meses sin contacto con el exterior, aire acondicionado con filtros antinucleares, podía aguantar un ataque nuclear de 25 kilotones que hoy en dia no sirve de nada. Está muy bien conservado y vemos la sala de mando, la habitación de Tito, las de los soldados…parece todo sacado de una película setentera de 007. Insisto, flipas viéndolo. Y sí, por los pasillos y salas…obras de arte contemporáneo. Mirad las fotos, vale la pena.

Acceso al búnker:

 Salón de actos:

Desde aquí se dirigía Tito a los yugoslavos:

Puesto de mando de Tito:

Cama de Tito y Señora (lo del cabecero es obra de arte)

Pasillo interior:

Tras la visita fugaz pero suficiente al búnker de Tito (aunque me quedé con las ganas de ver la cocina), volvemos a Konjic para seguir la carretera de Sarajevo, saliendo de Konjic veo y fotografío un tiovivo clásico igual que uno que vi este verano en una película bosnia en el cine, la peli se llama Cirkus Columbia, no recuerdo si ya era antes o después de dolerme ir al cine.

De camino decidimos parar a comer, bar de carretera bosnio, elegir la mesa es fácil, vamos a la que tiene el mantel menos sucio. Nos hacen una ternera en salsa con patatas fritas algo aceitosas, la carne esta buena, no tienen agua sin gas pero la camarera es muy simpática, nos dice que hemos pedido su plato favorito; tomo un café y nos vamos.

En Bosnia hay cementerios pequeños, medianos, grandes y los que han estado siempre. Los tres primeros pertenecen a la guerra, cualquier parterre, terraplén, jardín o espacio cualquiera fue utilizado como cementerio, lo malo de todo es que transcurridos los kilómetros es algo que se hace normal, al igual que las lápidas en la carretera de los que han muerto en ella, son innumerables y con panteones incluidos algunas de ellas… no, no tengo fotos.

Entramos en Sarajevo por la infausta Snippers Alley, Avenida de los francotiradores. La ciudad está rodeada de colinas y en ella se apostaban los francotiradores serbios para disparar a todo el que se moviera por algún sitio visible. Sarajevo tiene el dudoso récord de ser la ciudad asediada con un periodo de incomunicación más largo de la época moderna. Pasó de la gloria Olímpica del 84 a la más absoluta decadencia en los 90. La ciudad hoy en día se va recuperando, quedan marcas físicas en los edificios de los bombardeos, y no hay que buscar mucho, es algo habitual. Prefiero no pensar en los otros daños pero es inevitable hacerlo, me pongo en el lugar de los de mi quinta, con 20 años encerrados en una guerra, perdiendo a una novia por el simple motivo de ser serbia o croata en territorio bosnio o pero aún, viendo morir a tus amigos. El mero hecho de estar allí impresiona.

Salgo del céntrico hotel y veo una ciudad bastante moderna, veo mucha cultura musulmán, pero bastante moderada, no veo ninguna mujer con burka, las veo con turbante pero muy hechas a los tiempos actuales. Aún así en algunos sitios muy modernos no sirven alcohol.

Recorro el barrio de Bascarsija reconstruido por completo; en la mezquita más grande de la ciudad situada aquí la llamada al canto no está grabada como en otras ciudades, aparece una persona en lo alto del minarete y recita un verso en cada punto cardinal, de nuevo, me impresiona.

Paseo sin plano, sin orden ni mucho sentido, recuerdo las fotos de mis padres 30 años antes en la misma ciudad, me hacia especial ilusión venir a esta ciudad donde ya estuvieron ellos. Papá, Mamá, estoy aquí!!!

Acabo cansado pero feliz, muy feliz por dormir aquí.

Día 14. Sarajevo – Kotor (Mne) 442 km. El paisaje diferente de Montenegro.

Día 14 de viaje. En el fiordo de Kotor, Montenegro. Con Antony and the Jhonson’s. Hoy ha sido una etapa larga y dura que nos ha traído de nuevo a la costa. Pesan los días que no la ilusión por este viaje, releo Ítaca porque no quiero volver, no quiero volver todavía, pese al cansancio y los momentos de flaqueza.

Otra mañana más, lo de hacer maletas está ya muy superado. Metiendo las cosas en la maleta recuerdo al verla que ayer compré una camiseta de Sarajevo 84, pasan tantas cosas que olvido pronto los detalles del día a día. Salimos con muy buen clima por la Avenida de los francotiradores de nuevo, apenas hay gente un sábado por la mañana, es muy ancha, fría, parece sentir vergüenza de lo que ocurrió y pese a los nuevos edificios de cristal y los centros comerciales de mil colores parece que el bulevar está condenado a ser gris toda su vida, quizás gracias a morbosos de mierda como yo.

Nada más salir de Sarajevo pasamos por el aeropuerto, aquí también pasaron mil historias para olvidar pero yo ya no puedo leer más sobre ellas. Entramos en la República Srpska, un país dentro de otro, busco información pero no me aclara mucho que es ésto, debe ser una Andorra o San Marino a la balcánica, de todas formas el paisaje no cambia nada, viejo y decadente.

Nos dirigimos hacia Montenegro por bonitas carreteras entre montañas, en algunos de los pueblos las señalizaciones, cuando las hay, están únicamente en cirílico.Nos sentimos perdidos y le pregunto a una anciana como llegar a Miljevina que es la única ciudad «grande» que aparece en mi plano, me dice con gestos que aquello es Miljevina, el paisaje es desolador, hay una grandísima factoría medio cerrada; todo lo que le rodea es decadente: está cerrado,oxidado o en ruinas.

Tras un rato de sosegado discurrir llegamos a Brod, hemos preguntado un par de veces a los lugareños mediante signos y enseñando el plano. Llegamos a la frontera por una pequeña carretera llena de agujeros y trampas moteras.

La frontera entre Bosnia y Montenegro sí es de las de toda la vida, en el puesto bosnio un agente nos pide la documentación mediante señas, los míos y los de la Guzzi, piden insistentemente la carta verde, oiga, que me estoy yendo de su país! No responde ni a mi hola ni mi adiós, hay cuatro agentes más que se limitan a mirar la escena sentados. Sin palabras y con rudos gestos pasamos el control; cruzamos un puente de madera al que le faltan pedazos de traviesas y se ve el agua debajo, mejor mirar para alante… Llegamos al puesto montenegrino, hay cola de unos cuantos vehículos y esperamos con esos estúpidos nervios que sientes como si hubiéramos hecho algo malo. Nos piden lo mismo que en Bosnia pero aquí sellan el pasaporte. Ni hola ni adiós, que soy policía fronterizo. Estamos en Montenegro.

Hasta hace 7 o 8 años Montenegro era parte de Serbia, o mejor dicho el país completo se llamaba Serbia y Montenegro. Cuando llevas media hora en el país entiendes porque los serbios no guerrearon para quedárselo, es pobre, muy pobre. El objetivo de hoy es pasar por el Durmitor National Park y hacer un par de cañones de río según leemos muy espectaculares. El primero de ellos es el del río Piva, el paisaje es alucinante y no hay apenas nadie.

Entramos en el Durmitor NP por una carretera llena de túneles excavados en la montaña, por supuesto sin iluminar y incluso con desvíos y señales de stop dentro de ellos; el asfalto esta bastante mal, adelantamos a un camión cargado de troncos que va perdiendo pedazos de corteza y serrín, circula a 20 km/h y que cada vez que acelera nos envuelve en una bola de humo.

Cruzamos parte del parque y paramos en la aldea de Trsa para ver por dónde seguir y un abuelillo con bastón enseguida se nos acerca, empieza a hablarme en Serbio y sólo se me ocurre decirle lo típico, Spanja!, Spanja! El tipo sonríe y me dice, Spanja! Navarro y Gaaaa…, Gasol! le digo yo, sonríe y con un soplido me hace el típico gesto con la boca de que buenos son, yo le repito el gesto a él, es comunicación. Después me señala el asiento de pasajero y pregunta: ¿mademoiselle? ¡Ay amigo!, eso no se lo puedo contar con gestos. Al final señalando el plano me pregunta donde vamos, le digo: Zabljak y me señala con su bastón el camino, me despido con una de las dos palabras que sé en el idioma, dovidenja! se alegra del detalle y ya con la moto en marcha me suelta otro discurso; una vez salgo, miro por el espejo y ahí que lo veo diciendo adiós con su bastón… dovidenja amigo.

El valle por el que discurrimos es alucinante, es de una belleza sutil difícil de describir, minúsculos pueblos y con cero huellas de avances mas allá del hilo eléctrico; vemos una canasta de baloncesto en medio de la carretera, es lo único asfaltado que existe. La gente trabaja en su propio campo, sin tiendas, sin colegios, sin iglesias, aquí la única religión es subsistir. Es uno de los mejores momentos de estos días de viaje, yo lo que quiero es conocer sitios como éste; tras 40 km apenas solos por las carreteras del valle llegamos a Zabljak y un poco más adelante empieza el cañón del río Tara.

Pasamos por el cañón sin pena ni gloria, está simplemente bien, yo ya he deformado mi mente lo suficiente con el valle de la mañana y ahora me cuesta reconocer la belleza del sitio. Acaba el cañon y cogemos la nacional hacia Podgorica, capital de Montenegro, empezamos a ir hacia el este, me niego a pensar que ya signifique volver… Son las 5 de la tarde y no hemos comido, paramos es una gasolinera y como dos barritas de muesli, observamos a los lugareños y ellos nos observan, volvemos a estar un rato largo sin hacer nada especial.

Montenegro es el país de los Wolkswagen Golf…pero de primera generación, los hay a patadas, humeantes, descoloridos y abollados. En un momento dado veo un cartel: Podgorica 77 km, no veo ninguna señal más, no hay apenas señalizaciones; discurrimos por un continuo parque natural, de repente todo se llena de humo, se está quemando la montaña pero sólo vemos un bombero dándole a las llamas con una rama y fumando. Al fin llegamos a la capital de Montenegro, no paramos y la bordeamos por una periferia horrorosa mezcla de un pasado pobre y de un futuro que también parece que lo será.

De ahí lento rodar hasta Kotor, ya en el mar, donde llegamos de noche y reventados, nos cuesta encontrar dónde dormir pero al final caemos en un bonito apartamento con vistas al fiordo. Mañana nos vamos de estos increíbles países.

Día 15. Kotor – Dubrovnik (Cro) – Bari (Ita) 121 km. A ti volveré a verte, a usted prefiero olvidarlo.

Día 15 de viaje. Empiezo a escribir desde el barco de Dubrovnik a Bari y acabo en un setentero hotel en la periferia de Bari. Es domingo y escucho Sunday Morning de The Velvet Underground, un clásico de los viajes cuando es domingo y me acuerdo.

Hoy voy a empezar quejándome. No me gustan estos barcos y tampoco volar, no me da miedo pero en los aeropuertos van de guays y dan una imagen de mundo perfecto que es irreal. Tampoco estos barcos de pasajeros porque son la decadencia mal llevada.

Amanece un día perfecto en el fiordo más al sur de Europa, desde la ventana de la habitación puedo ver unas vistas del mar en calma y la ropa tendida de los vecinos, me gusta.

En la casa de enfrente de la carretera veo un tipo gordo y enorme que sólo viste un bañador rojo minúsculo con un letrero de Montenegro en el culo, no me gusta pero sería una buena postal. Hoy queremos ir a Italia pero no tenemos barco reservado, nos lo hemos pasado tan bien estos últimos días que ni lo habíamos pensado. Miramos horarios y el barco que yo creía que salía a las 22:00 hacia Bari lo hace a las 13:00, el nocturno sale de Bar, más al sur de donde estamos y ya muy lejos de Dubrovnik. Tratamos de reservar por teléfono pero no logramos nada, nos vamos a Dubrovnik, haya lo que haya.Tras una distraída carretera por las curvas del fiordo llegamos a la frontera, no hay apenas gente en la carretera porque la gente evita el fiordo cruzando con un ferry .

En la frontera pese a ser domingo no hay mucha gente; el policía de frontera montenegrino me llama por mi nombre, ciao Juan! al menos en la última frontera se han portado como personas. Pasamos de nuevo la frontera croata y al rato llegamos a Dubrovnik. Sólo tenemos tiempo para verla desde lo alto por la carretera que lleva al puerto por la montaña; recuerdo la frase del maestro, siempre hay que dejarse algo por ver, aunque en este caso me da rabia. Desde arriba se ve muy pequeñito el casco antiguo, pareces guapa perla, volveré a verte con más calma.

Estamos en el puerto, caótico como todos pero más urbano y humano que otros, nos ayuda el organizador de colas, las motos aquí, comprad los billetes allí. Ya tenemos los pasajes, 643 kunas, tenemos 45 minutos, ponemos gasolina y compramos algo de comer, embarcamos.

Suena insistentemente en mi cabeza el estribillo del mapa y estoy algo triste.

Ya lo he dicho antes, estos barcos me parecen decadencia por definición. Un barco que tiene capilla y no tiene acceso a internet me resulta anacrónico; y en general todo el conjunto, las cientos de capas de pintura que tiene todo, la moqueta, el cutrelujo de algunos acabados, la barra del bar, los sillones, los uniformes amarillentos de la tripulación…podría hacer una lista eterna.

Hoy es domingo y el consuelo que nos queda de estar 8 horas metidos en un barco es que no rodamos en domingo que el tráfico suele ser mortal. Lo que no pensábamos es que nos iban a meter a los domingueros dentro del barco. Hasta 6 autobuses de italianos han embarcado, toman el poder y se atrincheran en todas las zonas comunes. Algunos de ellos resultan grotescos, chillones y cualquier intento de leer se hace imposible. Ya por la tarde me doy un paseo, paso por el cine del barco, oigo cantar canciones religiosas, me asomo y hay un cura diciendo misa, vale! retiro lo de la capilla pero que pongan internet.

Se pone el sol y sedimenta el barco, todos los italianos haciendo fotos a lo japonés en una parte del barco y en la otra nosotros y poca gente mas, incluso te puedes sentar. Estamos un rato con una pareja de Barcelona que han estado en coche por Croacia, comentamos cosas y de repente ya se ve la costa. Estamos en Italia, en el sur.

Las motos están de pie y vivas, bajamos la rampa mortal del barco con el truco de siempre, mirar hacia adelante. Mientras nos cambiamos en el puerto me hubiera gustado cantar alguna canción de Nicola de Bari pero como no me sé ninguna acabo berreando Venezia de los Hombres G, Jesús me mira desconsolado…que paciencia tiene conmigo.

Mañana nos vamos a ver el Mediterráneo por la Costa Amalfitana y el Vesubio. Y la isla de Capri, porque si tú me dices ven lo dejo todo, pero dime ven.

Día 16 Bari – Caserta 420 km. La Costa Amalfitana.

Día 16 de viaje. En Caserta, al norte de Nápoles. Italia. Escuchando Rome de Daniele Luppi y Danger Mouse, me flipa este disco.

Me asomo al amanecer por la ventana del hotel, ayer llegamos de noche y ni sabíamos donde estábamos. Quinto piso, buenas vistas de la periferia de Bari que es tan fea como casi todas. Pero mira, estoy en Bari y me siento bien. Hace un día raro, caluroso pero con un cielo gris, viento y bastantes nubes negras en el horizonte. Salimos dirección este, primer objetivo Matera y los Sassi; a los 20 km se pone a llover, ale, a sacar los trajes de agua otra vez. Llegamos a Matera y llueve mucho, no sé exactamente que venimos a ver, yo vi una imagen aérea de un pueblo antiguo y nosotros sólo vemos una ciudad-ciudad, tras 4 vueltas por allí pasando siempre por la misma rotonda me desespero y mando a tomar por culo a Matera (y a los Sassis). Matera 1 – Moteros 0.

Entre autovías, tormentas y niebla llegamos a Salerno, me he saltado la salida de la costa amalfitana y hemos entrado en la ciudad. Tengo hambre y entro en un horno pizzería, no tienen pizza, Italiaaaaaaaaa. Me compro una bola de arroz relleno de carne que está muy buena. Hay un tipo con cara de loco que nos mira desde una cabina de teléfono, joder, que ésto está al lado de Nápoles, ahora viene una furgoneta y nos levantan las motos sin enterarnos. Jiji-jaja pero nos vamos. Hacemos otra parada enfrente del puerto, hay una pizzeria con pizza, nuestra primera pizza de este periplo italiano. Pizzeria I Gladiatori, regentada por una mujer rusa, Italiaaaaaaaaaaa. Me sabe a gloria.

Llegamos al principio de la carretera de la costa amalfitana, estrechita, me mola el pito del autobús con melodía que hace sonar en cada curva cerrada. Por algunas curvas no pasan dos coches y se montan algunas colas; poco a poco y observando a los lugareños vamos haciendo nuestras prácticas para obtener el carnet de moto italiano. Las vistas en algún punto son muy bonitas, es parecido a Cinque Terre solo que por aquí los pueblos no son tan bonitos aunque si más accesibles. Encantadora decadencia italiana en mil detalles, películas de Fellini que nunca vi.

Sin prisas vamos pasando pueblecitos, calas, mil hoteles con vistas; me gustan los Fiat 500 y alguna vespa apoyada en los muros de las casas.

No es una zona de lujo desmedido, todo es bastante antiguo pero no creáis, es difícil encontrar hoteles por menos de 150 €. Tardamos 3 horas en recorrer los 60 km de la costa, entramos en Positano, abusivamente turístico, pero con encanto, de noche debe molar. Sigue haciendo un extraño día, nuboso y soleado que crea bonitos contraluces en el mar.

Veo Capri muy de refilón entre las nubes escondida en su Tirreno, si que vemos entero el enorme Vesubio. Quiero volver a ver Pompeia y Nápoles.

Llegamos a Sorrento. Examen final de carnet de moto italiano. Si tu carril está parado sales al otro que el que venga de frente ya se apartará si tiene sitio, es así!, no dicen nada, el sitio es para el más rápido y hábil. Aún con ello, 30 minutos para 9 km. Si en el norte del país la linea contínua tiene poco sentido, imaginad aquí.

Nada más salir de allí cruzamos un túnel, empieza a llover mogollón y nosotros sin traje de agua puesto. Paramos debajo de un paso elevado donde ya hay 3 motorinos italianos refugiados, nos hacen sitio. Jesús habla con el más normal en inglés, a mi me tocan los «peculiares», uno no dice nada, pero el otro no para de hablarme en un italiano que no se entiende nada. Al final me toca los intermitentes, ahhhhhhh, que ponga las emergencias, vale amigo, voy.  El amigo de Jesús dice que ayer fue a la playa y se estaba muy bien. Para un poco la lluvia y nos despedimos, nosotros con traje de agua, ellos en bañador, que suerte!

Tras un tramo de autopista en obras, de noche y lloviendo bordeamos Nápoles y llegamos al hotel en Caserta gracias a mi ángel salvador Jesús que ve de noche como un lince, con la visera mojada y mirando el GPS. Yo creo que no es humano, le he contado mi teoría sobre él y se ha quedado pensativo.

Salgo a cenar lloviendo y en chanclas. Como pizza en un sitio y bebo cerveza en el de al lado. En 10 minutos, 10 historias.Definitivamente amo Italia. Me piace tantissssimo…

Dia 17. Caserta – Grosseto 446 km. Roma, hoy no eres la estrella.

Día 17 de viaje en Grosetto, Italia. Young Adiction Fiction, Píldorazo vital de The pains of being pure of heart.

Suena a superguay estrella del rock pero esta mañana he tenido que pensar donde estábamos. Caserta, al lado del hotel New Baby hay un palacio con 1.200 habitaciones, nuestro hotel sólo tiene 8. Hace sol y estamos a unos 20 grados, mi Moto Guzzi va justa de aceite y vamos a que le pongan en el concesionario Moto Guzzi de Caserta que está en alguna población cercana que no recuerdo. La salida de la ciudad es caótica por completo, salen coches y motos por todas partes, pero la verdad, bien vista, esta anarquía no es más que otra forma de orden, pero la verdad, cansa mucho.

Cogemos un tramito de autopista, al salir del peaje no me coge el ticket, me dicen algo pero no lo entiendo, al final como la barrera está subida me canso de esperar y paso sin pagar, como se entere Berlusconi…le pregunto a Jesús cuanto era el peaje: 0’90 €, ahhhhhhh, yo no lo he pagadoooooo.

Llegamos aproximadamente al lugar, pregunto en una gasolinera, me entero de la mitad pero milagrosamente llegamos. Es una tienda enorme y también venden BMW así que aquí soy de segunda división. Bajo al taller subterráneo, le cuento mi problema en mi italiano a un tipo que si Wikipedia pusiera una foto de un italiano modelo «no fashion» pondría la de este tipo; me mira extrañado un segundo y le chilla al que tiene al lado, stefaaaaaanooooo, que aceite gasta la guzzi??? Le contesta, se gira y me da una lata de 1 litro, 15,50 euros preeeego. Sin capacidad de reacción pago, salgo a la calle y como somos muy apañados en dos minutos le ponemos el aceite a la Guzzi. Ale, y el que me sobra y la botella otro trasto.

Nos vamos a Roma por la autopista, me aburro y me dedico a ver los nombres de los pueblos, entre ayer y hoy tengo los siguientes ganadores: Bitonto y Ausonia, también he visto los viaductos Beatrice y Verónica. Paramos en un área de servicio y un chico anda vendiendo calcetines por el parking.

Llegamos a Roma.Le ponemos al GPS dirección Coliseum, por poner algo famoso, con un tráfico denso pero soportable llegamos hasta allí, la verdad es que es emocionante llegar con tu moto a sitios tan tan famosos como éste.

Ya estuve en Roma una vez, pasamos por Vía Cavour y me acuerdo del día que fuimos Gregory Peck y Audrie Hepburn en vacaciones en Roma. No me entristece, me hace sonreír

Aparcamos las motos, antes me cruzo con un señor que conduce una Moto Guzzi de 1950 como poco, nos miramos, asentimos. Visitamos La Fontana de Trevi, está a reventar como siempre, la única que la ve cómodamente es la chica de Benetton.

Hay mucho español chillando, vuelvo a ser intransigente cuando veo a chicos más jóvenes que yo viajando en politours, si, vale, yo voy de guay.

De ahí vamos a Plaza de España y de ahí nos vamos de Roma. Hago una parada de paso de 2 horas a una ciudad que más de medio mundo desea pero nunca podrá ver, me parece absurdamente injusto.

Salir de Roma nos cuesta más de una hora, estoy tan cansado que por la carretera ya no pienso ni en mi vida, ni en vosotros, ni siquiera en ti. Tengo frío y me duele la cabeza, paro, me abrigo y me tomo una aspirina. Revivo y en un paso a nivel eterno le vuelvo a bailar a Jesús.

Y llegamos a Grosetto de que sin saberlo es bien bonita. Nos cuesta un horror encontrar donde dormir. Le hago caso a Valle y ceno una pasta con salmón y sepia espectacular y recupero todas las fuerzas.

Y mañana, Toscana, si, otra vez.

Día 18. Grosseto – Livorno. 398 km. Las vueltas que da la vida.

Día 18 de viaje. A punto de zarpar desde Livorno, Italia. Escucho Reservoir de Fanfarlo.

Grosseto, 7:00 am. 17 grados, perfecto para ir en moto.

El hotel Maramma es un profundo agujero a 75 € la noche pero los dueños son enormemente hospitalarios, como queriendo compensar una cosa con otra, por momentos a mi me compensa. La mujer es una versión muy venida a menos y provinciana de Sofia Loren, anoche al llegar y hoy al desayunar luce unas enormes gafas de sol, casi igual de grandes que su sonrisa, también lleva unas sandalias con tiras brillantes y unas mallas aleopardadas. El hombre que completa la recepción es otro arquetipo italiano, señor entrado en los 50 pero con un poso elegantemente decadente y con una voz profunda. No hablan apenas inglés pero casi que mejor porque así aprendo alguna palabra nueva que completa mi macarrónico italiano.

Desayunando los observo y me parece incluso injusto exigirles que reformen su hotel que no pasa ni el test setentero. Me voy convencido incluso que la experiencia es mejor comparada con la robótica actitud de los empleados de los hoteles caros donde todo suena a falso; me convezco del todo cuando ya subidos a las motos, mi querida Sofia sale por la puerta chillando con un ciaaaaaoooooo, con su mejor sonrisa…y sus gafas.

Visitamos el centro de Grosetto, peatonal con excepciones imposibles de interpretar, puedo entrar con la moto si es euro 3, día par, por la mañana, si el papa está en Italia y si Ferrari ha ganado una carrera, joder! Prefería el sur!! Al final Jesus que es mas lanzado para esto que yo dice que para alante y entramos con las motos; la gente nos mira mal, al final nos piramos cuando un señor nos dice que nos empapelarán si nos pillan los carabinieri. No me acuerdo que cantaba Raffaela Carrá del sur, pero tenia razón.

Nos acercamos hacia el sur de Siena, borde de la Toscana, no recuerdo ya las veces que he estado aquí, las ventajas de tener una «familia» italiana, en moto es la tercera vez! Es tremendamente divertido rodar por aquí, valles ondulados con carreteras de curvas y cambios de rasante continuos. Discurrimos tranquilamente por campos con la mitad de los colores, casi en otoño solo veo marrones, cremas, ocres y algún verde oscuro. Tengo que volver en primavera.

En Pienza me llama mi madre. He perdido a mi tío. Sabia que estaba muy mal, aún con ello ya no le veo sentido a estar aquí y nos vamos a Livorno a coger el barco que teníamos previsto para pasado mañana. Lo siento por Dea e Ila y la gente de Cerbaia que seguro que nos hubieran acogido tan bien como siempre; todo esto es bonito, mucho, pero lo que realmente me hace sentir tan bien aquí es sentirme tan querido por ellos, mi familia italiana.

Y me fastidia por Jesus, que quería ver Florencia, pero es mucho mejor que vengas con mejor compañía que con un feo como yo!!

Recorremos la peligrosa FI-PI-LI y llegamos al puerto más feo del mundo, una subciudad de camiones, grúas, contenedores y basura por todos los sitios, a nadie le importa que en esta tierra de nadie se acumule la basura por todas las partes, es injusto que esto se llame dársena Toscana. Llegamos y faltan 50 minutos para que abran la caseta de los tickets, nos tiramos en el suelo a esperar. Llegan unos españoles en un BMW descapotable indignados porque no les dejan hacer check in hasta las 18:00, oiga, si el barco sale a las 23:30!! Y además me dice: Oye, y ¿sabéis por aquí donde comprar souvenirs? Y yo hoy que tengo la cuerda muy corta…

Abren la ventanilla, el del BMW se tira de cabeza a ella pero le dicen que no, que primero venta, hay billetes y una moto viaja gratis por nosequé promoción, camarote interior doble con baño y ducha y la moto por 150 € cada uno. Nos vamos a Pisa, a unos 20 km, si tengo que esperar 5 horas en este agujero me acabo tirando al mar.

Si, en Pisa no hay mucho más que ver que la torre y allí nos vamos. Nada más llegar hubiera matado a todos los que se hacen la foto aguantando la torre, a ellos y a un tipo que lleva la bandera española a modo de capa, no soporto este tipo de personaje fanático y patriótico, ¿de qué presumes? De 20% de paro o de políticos corruptos? Ah no!, que ganamos el mundial.

Trato de abstraerme de mis intransigencias y la verdad es que la torre mola bastante y eso que la han enderezado estos últimos años, que si se cae a ver de que vive Pisa. Nos vamos a cenar evitando el entorno de la torre, rodamos sin saber hacia dónde y acabamos en una pizzería de barrio atestada de italianos, me encanta, esto es lo que buscaba. Ceno y observo a la gente; en la tele juegan Chievo Verona – Napoli, en Mestalla, Valencia – Barcelona, amunt!!

Volvemos ya de noche, metemos las motos en el barco. Si un día os compráis un coche preguntad si lo han transportado en barco… cuando metemos las motos están sacando los coches nuevos del barco, en marcha, parece un rallye, no saltan en la rampa de milagro y algunos los sacan marcha atrás a toda velocidad, flipante.

Y aquí estaremos las próximas 20 horas, con nuestro amigo del BMW y los amigos camioneros, mola viajar.

Día 19. Livorno – Barcelona – Valencia 360 km. F I N

Día 19 y último de viaje. A una hora de llegar a Barcelona en este inacabable trayecto de 20 horas. Inevitablemente escucho El Mapa de Family

Poco que contar en un día metido en un barco semivacío, los camioneros todos juntos contando chistes malos y el resto de pocos turistas desperdigados por el barco. He visto mil capítulos seguidos de una serie, media película y algún capítulo del libro. Dormir, pasear por cubierta y sin remedio, pensar en el otoño que viene.

Es ahora cuando más sentido le encuentro a una canción que escucho repetidamente este último mes:

Largo es el camino,
oscuro el mapa del viajero
que otea el horizonte

Parece tan cansado,
tantos cambios en el mapa

que había dibujado.

Pesan más que mi equipaje,
el dolor y la tristeza,
el por qué de este viaje.

Dejando atrás el valle,
aparecerá el pantano,
siempre tan callado.

Pesan más que mi equipaje,
el dolor y la tristeza,
el porqué de este viaje.

El Mapa. Family

Llegamos al puerto de Barcelona justo con la puesta de sol. Me gustan las grúas gigantes. Valencia en un ratito más, y a dormir en casa! Tras 18 días durmiendo en 18 sitios distintos ya apetece.

Y hasta aquí la historia de esta aventura. Me lo he pasado muy bien y también me ha gustado contarosla. Gracias por leerme.