Día 12. Sibenik – Mostar (BiH) 268 km. En territorio musulmán.

Día 12. En Mostar, Bosnia y Herzegovina. Escucho Fiesta de La Bien Querida por eso de los violines árabes de Queridos Tamarindos.

Empiezo a notar cierto cansancio, no hemos parado ningún día y el calor nos agota bastante; pero la moral por las nubes, todo esto es tan diferente a lo conocido que la curiosidad puede con todo tipo de cansancio. No paramos.

Salimos de Sibenik por la maravillosa carretera 8 que recorre de norte a sur toda la costa adriática; lees mil veces que la costa ya está reventada por el turismo y el tráfico, respecto al turismo, deberían pasar los que lo dicen por la Comunidad Valenciana para ver lo que es abuso…no digo que aquí la costa sea virgen pero tiene bastantes tramos en lo que no hay nada construido. Las vistas son alucinantes, el juego de la costa continental y las miles de islas e islotes que hay junto a la costa es especialmente bonito; hoy al ser por la mañana no da el sol por el oeste como el otro día y el azul es más sutil. Un detalle que me ha gustado de esta costa es que no hay playas, sólo pequeñas calitas de piedras donde cabe poca gente. Supongo que para otras personas esto será una gran decepción… siempre les queda Benidorm.

Y así, rodando lentamente y sin prisa hemos llegado a Trogir, nos hemos metido en la isla donde está el casco antiguo, se accede por dos puentes. Muy bonito, desgraciadamente reventado a tiendas de souvenirs pero con rincones muy chulos; es pequeño, lo vemos en 40 minutos. Vamos con la ropa de moto y hace mucho calor así que re-emprendemos la marcha dirección Split.

Quería ir a Split por una romántica y deportiva razón, mi primer recuerdo de un partido internacional del Valencia CF es un partido contra el Hajduk Split, he tirado de hemeroteca y fue en 1981!! Este año el Hajduk cumple 100 años y está todo lleno de carteles por todos los sitios, hemos visitado el estadio, muy moderno para su época (1979), ahora algo desfasado y viejo, se supone que había una tienda allí pero no la hemos visto, quería una camiseta!

De ahí, perdidos por la ciudad, le hemos preguntado a un motorista y nos ha llevado hasta la misma puerta del Palacio de Diocleciano, a 33 grados la visita ha sido rápida, son las ruinas del antiguo palacio llenas de… tiendas de souvenirs, creo que de noche es otra cosa con más encanto.

Salimos de Split, es una ciudad grande, con barrios de aspecto muy del este, la carretera de la costa en la periferia de Split si que va muy llena de coches y está además en obras, se hace pesada en unos 30 km, vamos en modo safety car un buen rato.Llegamos a Makarska, aprovechamos para comer y hoy ni siquiera buscamos un área de recreo, no hemos visto ninguna por la carretera y casi que prefiero ver a los lugareños que a las avispas. Nos mola el Konzum croata.

Tras comer debemos poner gasolina pero hay mucha cola y lo dejamos para la siguiente, es la carretera de la costa y habrán muchas… y la siguiente no llega, no llega y llega un punto que ya no ves una carretera bonita, ves una cuneta por donde empujar la moto… finalmente encontramos una al límite del depósito cerca de Gradac. Estamos parados más de lo normal sin hacer nada especial, pero no nos importa, cuando viajas en moto haces de las gasolineras tu hotel diurno. Y vemos un Yugo, me gusta!!.

Seguimos sur, el destino es Mostar, en el desvío hacia el oeste hacia Metkovic dejamos la costa y seguimos el curso del río Neretva;  empieza a cambiar el paisaje, veo coches viejos circulando, coches viejos dejados en las cunetas y coches viejos semidesguazados; autobuses del siglo antepasado y un par de pueblos completamente soviéticos, pasamos del azul del mar al gris del hormigón. Aún siendo Croacia el aspecto empieza a fusionarse con el de Bosnia. Veo los desvíos de Sarajevo y Mostar y siento una emoción especial, estamos ya cerca…

Llegamos a frontera, no veo la caseta croata y me la paso de largo y el policía me chilla eh eh eeeehhhh!!!!, le sonrió y retrocedo a pie, apenas paro me mira y me dice go! go! go!, vaya, para eso tanto ehhhh; a 100 metros en el puesto bosnio me pide el pasaporte un joven aduanero con unas Ray Ban gigantes, no lo cuña, lo mira con desidia y me dice con la cabeza que pase mientras masca chicle. Ya estamos en Bosnia y Herzegovina. Me apetecía mucho.

La carretera hasta Mostar está en buen estado pero limitada en muchos tramos a 60 e infestada de controles de policía, vemos hasta 3 en 40 km. Este tramo lo hace mucho turista que desde Croacia, sobre todo Dubrovnik, pasa el día en Mostar. Sólo pasamos por un pueblo grande  hasta llegar a la ciudad, su aspecto es gris, viejo y triste acrecentado por la intensa luz del sol de la primera hora de la tarde. También lo es la periferia de Mostar, edificios de 60 años sin mantenimiento alguno y coches viejos y abandonados por todos los sitios que contrastan con algún coche de alta gama.

Llegamos a la pensión en la entrada de la ciudad, la habitación muy sencilla; me encantan las vistas desde la habitación, se ven dos minaretes de dos mezquitas, Bosnia es mayoritariamente musulmán. El momento de la llamada al rezo me impresiona de nuevo, recuerdo Estambul.

Visitamos la ciudad por la noche, el famoso puente viejo, Stari Most, demolido en la guerra y reconstruido posteriormente; en una tienda hay un video donde se ven imágenes de como bombardean y cae el puente, muy triste, también se ven imágenes de la ciudad casi en ruinas después de la guerra, observo a la gente en la tienda, nadie habla. Ahora el centro está casi todo reconstruido y es muy agradable, al menos de noche, aún con ello, quedan vestigios de la guerra a poco que te fijes.

Cenamos Cevapi, en pan de pita te dan una especie de longaniza de varias carnes con una salsa, está bueno, aunque te lo sirven con medio plato de cebolla cruda. Con eso y una cerveza me siento feliz en la noche bosnia.

Volviendo hacia el hotel pasamos por el puente en soledad. Lujo.

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